Pasaba una primera noche muy agradable en el bungalow de Hallandale Beach disfrutando de una temperatura, al menos de noche, muy agradable. Este primer día completo tocaba investigar la zona por al menos encontrar algún lugar donde comprar comida bien de precio, algo difícil en esa zona.

El anfitrión me había recomendado un supermercado por ser el más económico de la zona y que quedaba a unos 10 minutos andando. Así que me preparé y primer fui a dar una vuelta por aquel pequeño pueblecito de bungalows para luego ir hacia el supermercado a comprar comida.

Aquella zona de bungalows constaba básicamente de una calle de unos 200 metros que daba toda una vuelta y donde a ambos lados estaban todos los bungalows, que eran seguro mes de 100. A la entrada había una pequeña edificación que parecía ser un espacio común con zona de juegos y bar. Todo ello parecía un camping de bungalows pero parecía que la gente vivía allí permanentemente, o que al menos utilizaban los bungalows como segunda residencia. Yo sólo pasaría 4 días pero la mayoría de gente parecía que pasarían meses. De hecho prácticamente todos los bungalows estaban engalanados con las luces de Navidad que por esta época correspondían.

Después de conocer un poco mejor ese pequeño pueblo, fui directamente hacia el supermercado que me había recomendado el anfitrión, ahora si, guiándome con Google Maps. De todos modos el camino era muy fácil, pues sólo tenía que caminar unos 10 minutos para esa carretera que pasaba justo por delante de los bungalows y que recorría toda la isla de Miami Beach de norte a sur.

Se trataba de un establecimiento tipo Carrefour donde ya encontraría todo lo que necesitaría para pasar esos últimos días del viaje. Pero no necesité demasiado minutos una vez dentro para darme cuenta de la pasada de precios de aquella zona, y eso que este era el supermercado barato…

No tuve que caminar ni 10 metros por sus pasillos para ver, por ejemplo, que un huevo costaba lo mismo que media docena en Barcelona. Di una primera vuelta por casi todo el supermercado para hacerme una idea del tipo de comida que venían y sus precios. Había cosas conocidas, como pasta, pan, galletas, etc., pero también otros que en España no se ven tanto, como todo tipo de magdalenas o cupcakes, pasteles, mermeladas y en general comida muy dulce y ultra-procesado. Pero en cualquier caso, todo muy caro.

La verdad es que no quería gastarme 20 € por un plato preparado que seguramente me dejaría con hambre, así que decidí comprar una barra de pan, que costaba $ 3, media docena de huevos, por unos $ 4, frankfurts , queso y un pequeño paquete de magdalenas. Todo ello me daría por una par de bocadillos bien completos. Aún así me terminar gastando $23.

Al menos aquí ya podía pagar con la tarjeta Revol sin problemas y ahorrar así un poco en el tipo de cambio. Y con sólo una bolsa en la mano, volví hacia el bungalow para dejar aquella compra tanto patética.

Miré un poco los restaurantes que me iba encontrando por el camino, y en prácticamente ningún ofrecían platos por menos de $ 20. Además tampoco había muchos, pues aquella era una zona más bien residencial, muy bonita y tranquila pero con poca oferta comercial.

Aquel día sobrevivir a base de huevos, perritos calientes y pan todo hecho en el bungalow que disponía de todo lo necesario para cocinar. De hecho, era casi la primera vez que cocinaba en todo el viaje.

Al día siguiente me propuso ir a la playa que quedaba a unos 30 minutos caminando a pesar de ser en la misma isla que Miami Beach. Miré en Google Maps cuánto tardaría en llegar a la playa pero al final, entre que parece que Google Maps camina muy rápido y que yo iba haciendo fotos, tardé casi una hora en llegar. Además hacía pocos días que había habido un huracán en el Golfo de México y que había afectado bastante toda la costa de Florida y, aunque no se veían destrozos, si que hacía un viento terrible, tanto que incluso en algunos puntos donde quedaba muy desprotegido, me costaba mucho aguantarse de pie. Y cuanto más me acercaba a la playa mas viento hacía.

Finalmente llegué a la playa que quedaba en línea recta a mi alojamiento y que en ese momento estaba vacía, supongo que debido a la ventolera que hacía. En cualquier caso se veía una playa muy limpia y cuidada y una agua también bastante transparente. Eso si, toda la primera línea de playa era repleta de hoteles y bloques de apartamentos conformando esa imagen típica que tenemos de las playas de Miami, unas playas sin ningún interés por ninguna ley de costas.

Paseé un rato por la playa aunque el tiempo justo para verla, pues el tiempo no acompañaba demasiado. hacía mucho calor pero a la vez hacía mucho viento y estaba el cielo fuerza nublado, supongo que por eso estaba la playa tanto vacía. En cualquier caso había podido llegar sin coger ningún bus ni taxi ahorrando así y haciendo un poco de ejercicio. Eso si, después de pasear un rato por la primera línea de mar, tocaría volver hacia el bungalow para ese mismo camino un tanto aburrido y durante una hora mas.

El comienzo del camino de vuelta era más entretenido para ser mas residencial y haber ríos y puentes, pero luego prácticamente todo el trayecto transcurría entre parques, descampados y grandes superficies. Era una zona muy comercial pero similar a un polígono industrial hasta llegar a la carretera donde justo al otro lado ya estaba el pueblo de bungalows.

Ese día pensé que pedir comida por Internet a algún restaurante de la zona, pero la web me pedía obligatoriamente un número de teléfono de EE.UU., lo que no tenía. De todos modos seguramente no habría pedido nada en viendo los precios de los restaurantes más económicos, que en este caso era un restaurante chino, como suele ser habitual. A pesar de ser el mas barato, cada plato costaba casi $ 20, y teniendo en cuenta que seguramente debería pedir dos, lo terminé descartando. Tocaría seguir con la estrategia del supermercado y los bocadillos, pues al final sólo serían 2 o 3 días más.

El tema del transporte público y como desplazarse por esa zona, no era del todo fácil ni barato. Había la línea de bus que recorría la carretera de norte a sur de la isla, pero la isla es tan ancho que dependiendo de donde quieras ir y de lo alejado que esté de la carretera, o tienes que caminar una hora, como hice yo para ir a la playa, o buscar un taxi. Evidentemente, yo no cogí taxi ningún día y bus tampoco todos, pues la mejor manera de conocer los lugares y la mas barata, es caminando.

Pasar aquellos 3 días en un bungalow junto a Miami Beach fue toda una experiencia y más teniendo en cuenta que era Navidad y por tan todas las calles estaban iluminados. El lugar era caro pero pude sobrevivir con unos $10 al día más $35 del alojamiento.

Esta era la última parada que hacía en este primer viaje solo que duró dos meses y que me permitió conocer mucho más de México, y plantarle las raíces para los próximos años cuando este país se acabaría convirtiendo en mi segunda casa y donde conocería gente extraordinaria. El viaje se acababa pero mi época mes viajera apenas comenzaba. Hasta entonces había viajado mucho pero siempre acompañado y en periodos inferiores a un mes. Pero después de este viaje todo cambiaría. Ya me había atrevido a viajar completamente solo durante dos meses y a partir de ahora tomar la decisión de hacer un viaje de este tipo sería mucho más fácil y trivial. Ya pasaría de preguntarse «lo hago?» a simplemente «dónde voy?».

Ir al contenido