Me desperté sobre las 9 de la mañana. Este día en principio no teníamos nada planeado, por lo que ya veríamos qué pasaría durante el día, pues, sobre todo en agosto, casi cada día acabábamos haciendo algo aunque fuera a comer fuera oa casa de Chicho.

Como cada mañana me tomé el café mientras escribía este diario, leía noticias y miraba correos mientras el resto se iba despertando poco a poco.

Poco antes de comer fui hasta la tienda de agua que hay a unos 3 minutos andando de casa para llenar la botella de 20L. Una vez llena, el camino de regreso ya no se hace en 3 minutos sino en 10 y haciendo al menos una parada. Menos mal que estaba lo suficientemente cerca.

Hacia las 14h Emma preparó el almuerzo, que ese día sería carne con cebolla, tortillas y nachos, y todo, como siempre, con salsa de huacamole picante. Pero sólo yo, porque a Emma no le gusta el picante pese a ser mexicana…

Después de comer fui a comprar unos helados en los abarrotes de la esquina y unos panes dulces en la pastelería de al lado que me comí en la cama mientras miraba a Netflix. Estos pequeños placeres tan baratos de la vida son indescriptibles. Y después, como siempre, me quedé dormido durante más de dos horas.

Cuando me levanté me tomé un café mientras escribía el periódico otra vez. Hacia las 19h salí al patio cuando justamente venían Chicho, Lola y dos amigos de Chicho. Al vernos nos dijo si queríamos ir a su casa, algo que hicimos. Así que me duché, me vestí y hacia casa de Chicho.

Solo llegar ya nos dio una cerveza. Los amigos eran conocidos de la secundaria aunque no lo terminé de entender ya que después supe que la chica era del 85 y Chicho del 78. En cualquier caso se veían buena gente y simpáticos. Tenían una niña pequeña de ni siquiera un año.

Sentamos todos en la mesa, Chicho sacó una botana, que es un plato con queso, jamón ya veces chile, y más cervezas, muchas cervezas. Me preguntaron de dónde estaba, sobre el viaje, etc. El chico me preguntó sobre el Barça e incluso sobre Catalunya y el hecho de que nosotros hablábamos catalán. Se le veía más tímido que la chica pero más interesado en saber más cosas, por lo que me hizo varias preguntas que evidentemente yo estuve encantado de responder y contar. Siempre es muy agradable responder a alguien que tiene tanto interés en saber de dónde vienes, que has hecho y cuáles son tus costumbres. Y, de hecho, el chico ya sabía los problemas que había entre Catalunya y Madrid, que el español no era la lengua originaria de Catalunya y otras cosas relacionadas con la cultura catalana que me sorprendió bastante que supiera. Por lo general había más conocimiento de lo que pensaba sobre la situación en España.

Y así estuvimos charlando, comiendo y sobre todo bebiendo hasta sobre las 12 de la noche. Al menos nos vimos 6 o 7 cervezas cada uno. Chicho iba sacando sin ningún control cada vez que veía que alguien ya le quedaba poca, cosa que encima me obligaba a acelerar el ritmo ya que al final tenía cervezas ya abiertas esperando sobre la mesa. La verdad es que todos eran muy buena gente y divertidos y pasamos un rato muy agradable y divertido.

Hacia las 12 de la noche, Emma ya se estaba durmiendo pero no sé porque no quería decir ella de irse, por lo que me dijo a mí que yo dijera que ya nos íbamos. A pesar de no saber por qué, lo dije. En ese momento acababan de poner el karaoke habiendo cantado dos canciones, pero cuando ya me levantaba para decir que nos marchábamos empezó a sonar una canción que a Emma le gustaba mucho y que tenía que cantar Lola y me dijo que nos esperábamos a que terminara. Grave error, pues Chicho aprovechó aquella pausa en la que estábamos distraídos con la canción para ponerme un whisky triple, y solo, porque ya sabe que así me gustan a mí. Emma estaba medio despistada con el karaoke pero en un momento se giró al ver movimiento y fue cuando vio vio y el whisky y cuando se quedó con una cara que le tuve que decir que en el fondo era culpa suya, pues ya estábamos marchando cuando ella dijo quedarse unos minutos más. Resignada nos quedamos. Yo la verdad es que todavía no tenía demasiadas ganas de marcharme, por lo que tampoco me esforzaba demasiado. Y así seguimos bebiendo y cantando.

Eso sí, el whisky intenté vermelo un poco rápido aunque me lo pasé muy bien este rato de más igual que durante toda la tarde. A mí en el karaoke no es que me haga demasiada gracia cantar pero hay que decir que es muy divertido tan cantar como escuchar a los demás cantar.

Al cabo de unos 30 minutos más me terminé el whisky y ya si que nos levantamos para marcharme, pero ya levantándonos mientras decíamos que nos marchábamos. Entre todos nos dijeron que nos quedáramos un rato mas y entonces Emma me dio unas palmaditas en la espalda como diciéndome, dime que no, golpecitos que evidentemente todo el mundo vio y que hizo que todos llamaran a la vez : «Mira cómo es ella la que quiere irse!!!» Fue realmente muy gracioso y Emma no podía disimularlo. Con esto me fue más fácil insistir en que ya íbamos y así lo hicimos.

Lo bueno de ir a casa Chicho es que al salir ya estábamos en el patio de casa. Fui a casa primero a estirarme un rato, pues a mí ya me estaba afectando tanta cerveza y tanto whisky. Todo esto me había subido bastante.

Después de descansar un rato mientras miraba a Netflix, fui a comer algo antes de acostarse. Comí la carne con cebolla y tortillas que había sobrado de la comida y sin tardar demasiado, pues ya tenía incluso dolor de cabeza, volví a la habitación. Finalmente eran las dos pasadas cuando me quedaba dormido.

Eso sí, antes grabé la cantinela que todavía tenían los vecinos y que se prolongó hasta altas horas de la madrugada.