Me desperté sobre las 6 de la mañana para salir lo antes posible e ir a la ciudad de Mae Klong donde pasa un tren en medio del mercado de esta ciudad a unos 80 km de Bangkok. Es algo espectacular y único en el mundo, de hecho es una locura, pues la vía y el tren pasan literalmente por medio del mercado provocando que los vendedores incluso tengan que apartarse un poco.
Iría en minivan desde la estación de Mo Chit que quedaba al norte de Bangkok y bastante lejos del hotel pero era la más cercana desde donde salían hacia Mae Klong. No sabía los horarios ya que es difícil que Google u otras apps los tengan actualizados, pero en cualquier caso parecía salir cada dos horas ya las 10 era probable que saliera una. Tampoco sabía el horario de los trenes en Mae Klong por lo que quería salir lo antes posible y ya esperar allí en el mercado a que pasara. Todo ello muy incierto e imposible de planificar mejor.
Me duché y me tomé el café mientras escribía el periódico y miraba cómo llegar hasta Mo Chit, pues ya sólo llegar a la parada de minivanes era bastante complicado.
A las 7:30h bajé a la recepción a buscar la ropa que había dejado la noche anterior y que yo pensaba que estaría a las 7 de la mañana. Ademas ya no me quedaba ropa limpia. Pero el asombro fue cuando la chica de la recepción me dijo que era a las 19h, no a las 7h. De hecho al fijarme bien, sí que ponía a las 7pm. Ya me extrañaba que la tuvieran tan rápido. Así que a subir 5 pisos y ya empezar a sudar a ponerme la ropa del día anterior, con lo poco que me gusta después de haberla sudoroso y mas aún cuando el día que tengo por delante es largo e incierto. Además, no era adecuada para una salida como ésta, ya que era un pantalón corto sin bolsillos laterales y un polo poco transpirable.
A las 8h, con solo el móvil, tabaco y algo de dinero salí a buscar el bus que debía llevarme a Mo Chit desde donde salían las minivanes. Por suerte éste pasaba a 50 metros del hotel y ya me dejaría justo en Mo Chit. Sí, un trayecto de más de una hora y que podría hacer con tan sólo un bus y casi de puerta a puerta. Era la suerte de tener esa venida importante tan cerca del hotel, pues muchas líneas tenían parada.
El bus tardó unos 15 minutos en llegar tiempo suficiente para que ya empezara a sudar gracias a los 35°C y la humedad del 80℅ a pesar de ser las 8 de la mañana. El tema del calor era lo que más me costaba y no me acababa de acostumbrar.
Entre que el trayecto ya era largo de por sí y que además era hora punta, el bus tardó una hora y cuarto en llegar a Mo Chit, por lo que ya eran las 9:30 h. Eso sí, pude gozar del tráfico de Bangkok en hora punta. ¡Todo un espectáculo! Allí mismo donde me dejó el bus había un 7-elevan donde compré agua, sándwiches y crosanitos de frankfurt por si ya no tenía tiempo de comer en ninguna parte.
Luego ya fui al primer lugar donde vi vanos que era una especie de explanada de arena en la que había un montón de aparcadas. Un señor que estaba por allí me dijo algo que no terminé de entender, me pareció que me preguntaba si quería taxi y le dije que no para seguir hacia dónde iba. Más tarde me daría cuenta de que no me preguntaba esto. Pregunté a un conductor de una de las minivanes allí aparcadas, pero me hizo un gesto como diciendo que él no. Entendí que decía que no hablaba inglés o que él no iba a ninguna parte. Así que volví atrás, pues allí no se veía a nadie mas, y vi un parking mejor hecho con más vanos. Fui allá y el mismo señor de antes me volvió a hacer el mismo gesto y diciendo que por ahí no. El pobre hombre desde el principio me estaba intentando decir dónde debía ir para comprar el billete. Así que finalmente me fijé bien dónde me decía que fuera y efectivamente había incluso taquillas donde comprar los billetes. Estaba mucho mejor organizado de lo que pensaba, con taquillas y horarios fijos a diferencia de lo que había leído por Internet donde decían que era algo caótico y que salían cuando querían. Eso sí, eran diez taquillas y todos iban gritando para avisarle cuando salía cada van. Todo era un espectáculo y algo arcaico, pero más o menos funcionaba.
La minivan salía a las 10:20h, por lo que finalmente sólo debería esperar unos 30 minutos. Mucho mejor de lo que me esperaba. Salí fuera a comer los crosanitos ya fumar un pite hasta que a las 10:10h que volví a entrar y justo en ese momento la taquillera a la que le había comprado el billete me vio y me avisó personalmente de que ya podía ir en la puerta que daba al parking.
La minivan era de unas 10 plazas e iba prácticamente llena. Eso sí, éste sería el trayecto más cómodo que haría en la semana que traía de viaje. El aire acondicionado en Tailandia no tiene precio. De lo bien que estaba incluso dormí un poco, y mira que a mí me cuesta dormir durante un trayecto. La pasada noche no dormí 8 horas y eso lo noto mucho. Fueron casi dos horas de camino que me pasaron lo suficientemente rápido.
A las 12:30h llegábamos a Mae Klong donde también había una estación de minivans similar a la de Bangkok aunque algo más pequeña.
Al bajar de la minivan la hostia del calor fue monumental. Saqué el móvil y fui directamente hacia la estación de tren que estaba a unos 5 minutos andando, suficiente para empezar ya a sudar. Además el polo que llevaba no era el más adecuado por zonas con tanta humedad.
Por el camino, cómo no, pasé por un mercado. Ya no podía saber cuántos había visto en los 4 días que llevaba en Tailandia. De lejos ya pude ver el paso a nivel que había visto en vídeos y que separaba la estación de tren del inicio del mercado. Para ello todo más peligroso, el mercado, que ocupaba unas 3 calles, tenía a punta y punta un paso a nivel. Al llegar miré la vía y efectivamente, allí estaba, el mercado justo sobre la vía del tren y junto a la estación. ¡Impresionante!
Fue una de esas imágenes que no te esperas que sea tal cual te lo imaginas porque no puedes creer que sea tan heavy, pero sí, tal cual. Un montón de paradas, vendedores y clientes caminando por encima de la vía del tren, una vía totalmente operativa.
Para hacerlo todo más estrambótico, la estación de Mae Klong es destino final, por lo que cuando llega el tren atraviesa el mercado hasta la estación, se queda un rato y vuelve a salir atravesando el mercado de nuevo.
Aún no sabía los horarios del tren, pero como no había ningún tren en la estación era evidente que estaba por llegar, por lo que hice un primer pase por medio del mercado para ir hasta el final.
El mercado es sólo a lo largo de la vía y ocupa unos 150 metros de largo. Las paradas ponen cosas hasta tocar de los raíles a ambos lados, dejando sólo el pedazo entre los raíles de la vía para que pueda pasar la gente. Los toldos de los tenderetes llegaban a tocarse con los de la parada de enfrente, haciendo que no dé el sol pero provocando un efecto invernadero horroroso. De hecho no llegué hasta el final del mercado por dentro porque incluso me costaba respirar, debiendo salir de ahí abajo a medio camino.
En una de las paradas del mercado estaban colgados los horarios del tren. Había pasado uno hacía una hora y el próximo llegaba en dos horas, a las 14:30h, haciendo la salida de la estación a las 15:30h, por lo que decidí quedarme hasta las 15:30 y así ver tanto la llegada como la salida del tren atravesando el mercado dos veces.
Salí del mercado y di una pequeña vuelta por Mae Klong aunque no demasiado por el calor. Cuando encontraba un sitio con sombra y donde corría un poco de aire me quedaba un rato para respirar un poco. Iba comprando aguas al 7-elevan y media botella me la bebía y la otra media me la echaba por encima, al final ya sin miramientos, como si estuviera en la ducha.
Y entre esto e ir comiendo sandwiches del 7-eleven fui haciendo tiempo hasta las 14:15h que fui al inicio del mercado por donde llegaría el tren y avancé un poco hasta encontrar un buen sitio desde donde grabar , protegerme del tren y que se vieran bien las paradas. A diferencia de cuando había llegado, ahora estaba lleno de turistas también cogiendo posiciones, de hecho llegaban grupos enteros de tours ya organizados para ver lo que estaba a punto de ocurrir, sobre todo chinos o japoneses. Había decenas y todo empezaba a parecerme un poco peligroso, pues estaba a punto de pasar un tren por allí y había, literalmente, cientos de personas paseándose por encima de las vías.
Y a las 14:30 en punto, el momento esperado. Primero se escuchó una campana anunciando la llegada del tren, los tenderos empezaron a doblar los toldos y algunos a tapar el género que quedaba tocando en los raíles, otros lo apartaban, pero en cualquier caso, en un minuto la vía quedó completamente libre por donde podía pasar el tren justo. Se escuchó el silbato del tren ya más cerca de lo que pensaba y apareció tal cual allí en medio sin dejar ni un palmo a ambos lados, casi tocando las paradas. Me pareció que no avisaban con demasiado tiempo, pues desde que se escuchó la primera señal hasta que el tren ya se veía en medio del mercado no pasaron ni 2 minutos. hay que tener en cuenta que decenas de turistas perdidos debían apartarse. El tren iba al menos a 10 km/h, más rápido de lo que uno puede imaginar dadas las circunstancias.
Como era de esperar, muchos turistas tenían que correr porque allá donde estaban los atropellada el tren, literalmente, por eso yo me había situado en un punto donde podía echarme atrás ya que tenía un espacio vacío. Lo que no podía entender es cómo había tanta gente tan poco lista de pensar que el ancho del tren es como el ancho de las vías. La imagen era brutal. El tren pasando a medio palmo de la gente y por encima de las cajas de las paradas.
El tren tarda un minuto aproximadamente en pasar e inmediatamente después todos los vendedores vuelven a desplegar los toldos y en menos de 5 segundos el mercado vuelve a estar completamente operativo con gente de nuevo caminando por medio de los raíles. Hay que verla para creer.
Una vez llega a la estación, los típicos guiris subiéndose al tren para hacerse la foto y los locales siguiendo comprando como si nada hubiera pasado.
Hay que tener en cuenta que esta situación se da porque primero existió el mercado, no el tren. Este mercado está ahí desde 1905 hasta que en el 2005 les dijeron que lo movieran porque aquél era el único lugar por donde podía pasar la vía del tren sin tener que tirar ningún edificio. Los vendedores dijeron que no se marchaban de allí pero aún así la vía se empezó a hacer, supongo que esperando que una vez operativa se marcharan de allí. Pero una vez terminada la vía y el tren operativo todavía no se había podido llegar a ningún acuerdo con los vendedores por lo que se siguieron quedando con sus paradas donde siempre, ahora ya sobre la vía. Así que los del tren siguieron adelante y los vendedores siguieron en su sitio. Ahora cuando el tren pasa por ese tramo los vendedores se apartarte cuando pasa el tren pero sin mover el mercado de sitio que llevaba allí ya hacía un siglo. Y con el tiempo se ha convertido en una atracción turística aunque yo creo que tarde o temprano limitarán la afluencia de turistas porque sinceramente o vi algo peligroso, no por los locales, que saben perfectamente que deben hacer, sino por algunos turistas irresponsables que quieren la mejor foto y están a centímetros de ser embestidos por el tren.
Tenía que esperar una hora a la salida del tren de la estación para volver a ver el espectáculo, por lo que aproveché para ir hasta la terminal de minivanes a preguntar precios y horarios. Además quería saber el precio hasta la otra de las dos terminales de Bangkok porque quedaba más cerca de dónde estaba ahora y el trayecto era más barato aunque quedaba más lejos del hotel y no sabía cómo llegar. .
En esta terminal había 5 taquillas, más cutres que las de Bangkok, y pregunté a la primera que vi. La chica de la taquilla de al lado me llamó y me dijo a Mo Chit al escuchar que yo le decía ese nombre a la chica y que era de dónde venía y por el mismo precio que la ida, 100 bates. Le dije si estaba en Sai Tai, la otra terminal, a lo que me señaló la taquilla correspondiente. Allí pregunté el precio y eran 70 bates, por lo que no valía la pena ir hasta un sitio que no me conocería nada y que quedaba más lejos del hotel sólo por 30 bates. Volví a la primera para preguntar los horarios y me dijo en 20 minutos salía una y después cada 40 minutos, por lo que una saldría a las 15:40h, 10 minutos después de pasar el tren. Si todo iba bien aquélla me iba perfecto.
Por cierto la chica de la taquilla hacía mucha gracia como decía las cosas, todo el rato sonriendo como con una mezcla de alegría absoluta y cierto coqueteo. Y ya con toda la información necesaria volví hacia el mercado ya hacer tiempo hasta las 15:30h, buscando otro buen sitio desde el que poder grabar el tren pero ahora en dirección contraria.
A las 15:15h ya volvía a estar lleno de turistas cogiendo sitio, sobre todo japoneses o chinos, que ya existen por todas partes, y aunque no son maleducados, son tantos que ya empiezan a agobiar una poco. Justo a mi lado se puso una familia con dos niños donde el padre estaba más interesado que los propios niños en que salieran bien en la foto ante el tren, de hecho los niños ni querían, les daba miedo estar en medio de la vía cuando ya se veía el tren venir, pero papá insistía en que se pusieran para hacerles la foto.
Y como antes, toque de campana, silbato del tren, los tenderos recogiendo los toldos y los turistas como locos para conseguir la mejor foto. Realmente los vendedores deben estar algo cansados ya de todo este espectáculo.
El tren pasó a la misma velocidad pero ahora iba lleno de japoneses que lo habían cogido en esa misma estación para también grabar desde dentro el propio tren, así que estábamos los de fuera grabando en el tren, y los de dentro del tren grabando a quienes estábamos fuera. Como antes, yo tenía mi espacio detrás para apartarme en el último momento, pero también como antes, los típicos listos que no saben que el tren es más ancho que las vías y se ven obligados a retroceder a toda prisa embistiendo a todos los que estábamos bien ubicados para no morir atropellados.
Y cuando ya pasó y los vendedores volvieron a desplegarlo todo, caminé por dentro del mercado, sobre las vías y casi persiguiendo el tren, hasta la estación y rápido hacia la terminal de minivanes, pues según mis cálculos en 5 minutos saldría una hacia Bangkok.
Llegué y fui a la taquilla que creía pero me confundí, cuando de repente, desde la taquilla de al lado me llaman. Era la chica de antes con la misma alegría de antes llamándome. La reconocí al momento, le dije Mo Chit, ella dijo 100 bates, le pregunté when, y ella dijo, now, now. Perfecto. Pagué y me señaló un chófer que estaba allí sentado y que ya se levantó al verme. Me dijo que le siguiera y cuando había andado dos metros me di cuenta de que con tanta prisa ni siquiera me había despedido de la taquillera, así que me giré y antes de que pudiera decir nada ella ya dijo un bye muy animado como todo en ella y diciendo adiós con la mano. Yo hice lo mismo mientras seguía media corriente tras el chófer. Cuanta alegría desprendía a aquella chica que a la vez contagiaba.
¡El chófer abrió la puerta de la minivan y sólo quedaba un lugar libre! Llegué justo a tiempo y cuando sólo quedaba una plaza. Lo malo que yo estaba suadísimo y los demás lo notarían sabiendo que era yo quien apestaba ese pudor, pero en fin, que quieren, allí es imposible no sudar y menos por un extranjero que no estamos tan acostumbrados.
Este trayecto fue algo más rápido que el de la ida. Eso sí, la entrada en Bangkok fue caótica con un tránsito exagerado, mucho más que lo que haya podido ver en cualquier ciudad europea. Las arterias de entrada tenían 5 o 6 carriles e incluso se creaban nuevos, pues muchos coches iban por los laterales haciendo que de los seis carriles se hicieran 7. Sin embargo la circulación en aquel tramo era muy lenta.
Hacia las 17h ya llegamos a Mo Chit, donde sólo bajamos 4 de los pasajeros. Pero el chófer no nos dejó justo en la terminal sino que nos dejó en plena calle a unos 30 minutos andando de la terminal. No sé si después seguía hasta la misma terminal o no, pero cuando vi en Google Maps que estábamos cerca le dije que yo también bajaba allí, pues no sabía hacia dónde iba después y teniendo en cuenta el poco inglés que sabía el chófer, por no decir nada, era imposible saberlo. Así que lo mejor era bajar allí y no arriesgarme a ir a papá a otro pueblo a o la otra punta de Bangkok.
Mirando Google Maps parecía estar más cerca de lo que realmente estaba. Al menos pasé por sitios que no había visto, como un parque infantil gigante y un mercado. Todo esto estaba bien pero después del día que llevaba se hacía un poco duro. Además, en ese momento todavía no tenía ni idea de si me costaría mucho o poco llegar hasta el hotel, pues una vez en la terminal tenía que coger al menos un bus que no tenía demasiado claro ni siquiera si pasaba por allí.
Teniendo en cuenta que eran poco más de las 17h pensaba que todavía podría hacer algo más esa tarde. Pero después de llegar pasadas las 17:30h a la terminal de autobuses para coger el mismo bus, el 3, que había cogido por la mañana para venir, éste tardó casi 45 minutos en llegar, por lo que ya eran las 18: 15h. Hacía ya más de una hora que había llegado a Bangkok y aún no había salido ni de la terminal. Al menos ya estaba seguro de que el bus 3 paraba en la terminal, pues de las varias paradas que tenía en una de ellas ponía claramente 3.
Y claro, ya era hora punta en Bangkok, así que el trayecto que en la ida había durado una hora y cuarto, ahora fueron dos. Sí, dos horas en autobús para realizar un trayecto de unos 8 km por medio de Bangkok, lo mismo que habría tardado caminando. A mí ya me estaba bien, pues realizar un trayecto en bus por Bangkok en hora punta considero que es una de las cosas que hay que hacer, es todo un espectáculo. Pero los demás, qué paciencia deben tener. Además el autobús estaba pulsado, al menos tenía 25 años, se calaba, se le apagaba el motor, cuando estaba en punto muerto parecía que fuera a charlar, era un desastre y muy difícil de conducir. Además, en este caso, era un chófer, y yo me hacía crees cómo podía cambiar aquellas marchas que sólo de ver ya se veía que costaba muchísimo. Todo ello sumado al calor que hacía y la contaminación de Bangkok ayudada por el humo de ese mismo bus que entraba todo por las ventanas abiertas y que hacía que en algunos momentos el aire fuera irrespirable. De hecho ya notaba que me picaba un poco la nariz de tantas partículas contaminadas que respiraba. No me extraña que tanta gente vaya con mascarilla.
Yo al menos pude ir sentado desde el principio y además en ventana, por lo que pude disfrutar de aquel trayecto que para los locales era algo horroroso a pasar lo más rápido posible pero que para mí era todo un espectáculo más que interesante .
Gracias a Google Maps pude seguir el trayecto que hacía el bus y decidir así cuándo bajar, pues no paró exactamente donde lo había cogido en la ida pero sí muy cerca. Además ya me conocía perfectamente todos los alrededores del hotel por lo que ya no había ningún problema para ir en autobús a cualquier lugar de Bangkok.
Finalmente llegaba a mi parada pasadas las 20h, cansado, sudado y debiendo preparar la maleta ya que al día siguiente se marchaba de aquel hotel, por lo que aprovechar la tarde para dar una vuelta por Bangkok ya lo había descartado. Compré una cerveza y comida para cenar en la habitación a un 7-elevan muy cerca del hotel y que me venía de camino y fui al hotel a hacer la maleta y sobre todo a buscar información de cómo ir a Kanchanaburi, la ciudad del famoso puente sobre el río Kwai y donde pasaría la siguiente noche en una habitación de madera construida sobre el mismo río. La verdad es que se me había hecho un poco tarde pero eso no dejaba de ser señal de que estaba aprovechando los días al máximo, pues ya no tenía tiempo de hacer la maleta y ver cómo ir a la siguiente ciudad. Si que sabía que podría ir en tren pero aún tenía que mirar desde qué estación cogerlo y cómo llegar.
Ahora sí que ya podía recoger la ropa que había dejado para lavar el día anterior a la recepción del mismo hotel. Estaba toda, que esto siempre es algo que preocupa. La maleta la hice bastante rápido teniendo en cuenta que era la primera vez que la tenía que hacer están completamente deshecha.
Sobre cómo ir a Kanchanaburi confirmé que el tren era la mejor opción tanto por proximidad con la estación de tren como por precio y porque no tardaba demasiado más que las minivanes mucho más caras. Según la información que encontré, la estación quedaba cerca del hotel aunque al otro lado del río, por lo que llegar se complicaba bastante pues puentes hay poquísimos y hay que cruzar en ferry. En cualquier caso también parecía que el ferry podría cogerlo casi a la misma altura donde estaba el hotel. Todo era algo complicado pero si era tal y como veía en las webs, podría ser más fácil de lo que parecía en un principio.
Después ya cené en la misma habitación mientras miraba el 324 y ya era la segunda noche que lo hacía y no estaba mal, así me ponía un poco al día de las noticias de casa. Y hacia las 23h a dormir pues la intención era despertarse a más tardar a las 8h.