Este día habíamos quedado con Chicho y su familia para ir a Yetla, lugar donde hay una especie de hotel formado por cabañas al volante de una piscina y cerca de un río. Se paga una entrada y puedes ir a la piscina y al río sin tener que reservar una de las cabañas. Habíamos quedado sobre las 11 de la mañana por lo que yo me levanté poco antes de las 9h para tener tiempo de tomar el café tranquilamente.

Así pues, como siempre me tomé el café mientras avanzaba un poco este diario, miraba correos, etc. Luego me duché y me preparé para estar preparado a las 11 en punto aunque ya sabíamos que probablemente a las 11 no se iríamos ya que en México en general la gente es bastante impuntual, y Chicho no sería ninguna excepción. A mí realmente no me importaba demasiado ya que podía seguir en el portátil haciendo cosas.

Finalmente el atraso fue muy superior a lo que me esperaba, pues nos llamaron que ya venían sobre las 13:30h y llegaron casi a las 14h con el coche para recogernos. Un retraso de 3 horas…

Fuimos hacia el coche mientras pensaba cómo cabríamos, pues en principio venían los dos hijos de Chicho mas los dos de Lola, pero es que cuando entramos en el coche vimos que también estaba Don Lino, el padre de Lola.

Dejamos las cosas en el maletero y entramos. Finalmente los hijos de Chicho irían en el coche de la hermana de Lola, por lo que en el coche de Chicho éramos 7. Marlon en la falda de Lola y Daira en la falda de Emma.

Pasamos por casa de Lola que tenía que recoger algunas cosas, compramos bebidas y hacia Yetla. El camino fue más largo de lo que pensaba, de hecho era el mismo camino para ir a Oaxaca pasando por los mismos pueblos hasta llegar a los pies de la Sierra. Era prácticamente justo antes de llegar a las curvas, por lo que fueron dos horas de camino.

Cuando llegamos la hermana de Lola, Marcela, y su familia ya estaban, Mario, la hija Chelsea y el hijo Dilan. Bajamos las cosas del coche, cogimos unas mesas y nos colocamos en un sitio a la sombra entre el río y la piscina. Emmanuel enchufó el altavoz de Emma, que era un pase, y empezó la música.

Chicho ya preparó la barbacoa y empezó a hacer toda la carne que habían comprado que era un montón. Los demás fuimos preparando la mesa y el resto de cosas mientras ya todos empezábamos a ver cervezas. Don Lino compró 3 o 4 mojarras ya que él quería una y compró de mes por si alguien quería aunque eran bastante caras.

En un momento determinado que Chicho y Emma no paraban de pedirle cosas a Emmanuel, me dio la sensación de que se cansó y cuando acabó de hacer lo que le pedían cogió la guitarra y se fue unos metros más allá a la vuelta de la esquina. Yo cogí una cerveza y fui allí con él durante un buen rato, al menos 30 minutos, en los que estuvimos cantando canciones y pasando un rato muy agradable.

Después Chicho nos avisó porque la carne ya estaba preparada y fuimos hacia las mesas donde ya todos estaban listos para empezar a comer. Había un montón de carne, de mojarras y de cervezas, y la carne estaba realmente muy buena. Había de todo tipo y Chicho la hizo muy buena en la barbacoa (o asada como dicen ellos).

Estuvimos al menos una hora comiendo sin cesar de la cantidad de comida que había entre espaguetis, tortillas y carne. Realmente comí muy bien.

Los niños evidentemente acabaron antes y les faltó tiempo para ir a la piscina. Don Lino, como ya había empezado a comer la mojarra también acabó antes y fue a tumbarse un rato en una hamaca aunque después, con andador incluso, estuvo paseando por la zona e incluso se va bañar en la piscina tirándose de cabeza, lo que me dejó totalmente perplejo.

Mientras comíamos no paramos de ver cervezas y cuando terminamos no sólo paramos, sino que intensificamos su ritmo. Chicho bebía muy rápido y no paraba de sacar cervezas por todos cuando se acababa la suya. En cualquier caso era lo que mas apetecía en ese momento con el calor que hacía y en medio de aquel entorno tan bonito y tranquilo.

Allí se estaba bastante mejor que en Tuxtepec, pues al menos en la sombra se estaba bastante bien. Había muchos mosquitos pero yo me puse el repelente en cuanto llegué ya que en menos de 10 minutos de estar allí ya notaba que me estaban picando.

Mario y su mujer fueron a la piscina y nos quedamos Chico, Lola, Emma y yo un rato. Chicho me contó un accidente de coche que tuvo chocando contra una vaca que había en medio de la carretera y que quedó muerta en un arcén. El cristal del coche se rompe y se le clavó un pedazo en el pecho. Pensé que está vivo de milagro, supongo que él también.

Más tarde Emma se fue a estirar, pues siempre le entra sueño y le cuesta mucho aguantarse y al poco rato vinieron Mario y su mujer. Hasta entonces apenas había hablado con él y no sabía cómo era. Pero en ese momento empezamos a hablar y me di cuenta de que era el más culto y con interés por la economía de todos ellos. Me preguntó sobre la UE, sobre política, economía, países en los que había estado, etc. Todas preguntas muy interesantes y que a mí me gustaba mucho responder. Realmente mostraba mucho interés y tenía muchos conocimientos que los demás no tenían. Además estábamos de acuerdo en muchas cosas, pues yo le explicaba que Europa estaba en una deriva muy peligrosa y que no me gusta nada en lo que se había convertido y otras cosas en las que coincidíamos bastante.

Más tarde fui hacia el río, pues Don Lino y Caleb se estaban bañando. Por cierto que Emma se medio molestó porque según ella ya me había dicho si íbamos al río y ahora iba solo. En cualquier caso fui y me mojé un poco los pies. Allí también estaba Emmanuel con Chelsea que no paraba de hacerse selfies y fotos como si fuera una modelo.

Estuvimos paseando por la zona un rato hasta que volvimos a la mesa donde estaba Mario.

Y entonces fue cuando de repente ocurrieron dos hechos casi iguales y seguidos. Primero escuchamos una vez y Marlon gritó: ¡Abuelo! Don Lino se había caído de la silla porque se estaba intentando vestir. Fuimos los que estábamos allí, Mario, Emma, ​​yo e incluso Marlon a levantarlo. Pero cuando todavía lo estábamos levantando Mario le dejó y salió corriendo. Yo en ese momento no sabía qué pasaba hasta que sentamos de nuevo a Don Lino y vimos qué había pasado. Dilan se había caído a la piscina y se hizo un pequeño ojal bajo la barbilla, de hecho justamente donde yo me lo hice de pequeño, también en la piscina y que me dejó una cicatriz. Todo el día tranquilo y en un momento dos frentes abiertos. Por suerte ninguna de las dos cosas fue grave, pues Don Lino volvió a sentarse asegurando que no le dolía nada, y lo de Dilan fue una vez que finalmente no requirió coser ni ninguna atención médica. Lo más gracioso fue que Don Lino pensaba que se había caído porque Mario le había retirado la silla, algo imposible porque en ese momento estaba a 10 metros de él. Dijo: «¡Pinche Mario que me quito la silla!»

Hacia las 19:30h empezó a llover y ya aprovechamos para recogerlo todo y marcharme, pues de todos modos ya era hora de marchar. Guardamos las cosas rápidamente, las llevamos a los coches, acompañé a Don Lino al baño y nos fuimos. Chicho, incluso en el coche, iba repartiendo cervezas, por él también, claro… De hecho en el trayecto hasta casa nos vimos 2 o 3 mes cada uno.

Pasadas las 21h llegábamos a casa. Nos dejaron a nosotros primero y ellos siguieron supongo que a dejar al padre de Lola. Cogimos todas las cosas y entramos en casa bien cansados. Había sido un día bastante duro a pesar de no parecerlo, pero el mero hecho de ir cargado de un sitio a otro con ese calor y humedad ya se hacía difícil. Eso sí, hay que decir que en Yetla se estaba mucho mejor que en Tuxtepec.

Yo recogí un poco mis cosas y Emma las fue dejando por donde pasaba, la mochila sobre el sofá, el bolso sobre la mesa, etc., era su manera de guardar las cosas…

Hacia las 23h cené cosas que quedaban en la nevera, como espaguetis, chicharrón o embutido. Luego hacia la habitación a mirar alguna serie y descansar un poco hasta la 1 que me dormí acabando así un día muy bien aprovechado en el que conocí a una nueva familia muy agradable, como todas las que conocía aquí, habiendo disfrutado de una buena barbacoa en buena compañía y en un entorno muy bonito. Cada día me sabía un poco más de grave tener que marcharme algún día de México.