Me desperté sobre las 5h después de dormir las 8 horas de rigor aunque podría haber dormido mas, pues como ya me había pasado otras veces, con el ventilador durante la noche tuve algo de frío. En Melaka hacía calor pero no tanto como en Tailandia o en George Town, así que por la noche refrescaba un poco.

Como cada primer día entero en una nueva ciudad, éste sería un día completo e intenso de caminata por buena parte de la ciudad visitando algunos lugares que ya llevaba pensados desde antes de iniciar el viaje.

Como cada mañana me duché, me preparé un café y me lo tomé mientras miraba correos, escribía el diario y hacía otras gestiones de carácter más personal. En aquella habitación tenía vistas a un pasillo pero al menos tenía un escritorio lo suficientemente grande como para poder trabajar con comodidad. Además el sitio en general era silencioso y estaba muy bien ubicado, más que suficiente.

A las 8:30h ya salía a dar la primera vuelta por Melaka. El hotel estaba situado en pleno centro histórico por lo que para ver lo más interesante podía ir andando. De hecho, el edificio del propio hotel ya era un edificio colonial, prácticamente igual que todos los de la zona. De hecho parecían como edificios de protección oficial de la época colonial, de aquellos que parecen hechos con un molde, pues eran al menos 10 hileras de edificios en calles paralelas todas del mismo estilo. Las calles eran en general estrechas, algo sucias y bastante deterioradas, más o menos como los propios edificios de la zona, lo que le daba a todo ello aún más autenticidad.

Lo primero que vi fue un restaurante chino justo enfrente del hotel y otro al lado, lo que ya daba una idea de la fuerte presencia de chinos que también había en Melaka. De todas formas aquél no era el barrio chino, sino que había una mezcla de culturas bastante interesante, pues todavía no había andado ni 20 metros que ya encontré un restaurante hindú y uno malayo. Al menos tenía muchas opciones para comer cerca del hotel.

Primero paseé un poco por la zona más cercana al hotel donde había varios restaurantes e incluso un mercado y después ya fui en dirección a la Puerta de Santiago, una de las 4 puertas que tenía la antigua ciudad y una de las pocas cosas que quedan de la antigua fortaleza portuguesa En Famosa, uno de los símbolos más emblemáticos de la antigua colonización europea y que albergaba hospitales, iglesias, residencias, etc., hasta que todo fue destruido por los ingleses. Es muy interesante ver cada rincón de Melaka justamente porque te das cuenta de la cantidad de historia y culturas que han pasado por esta ciudad, y que de hecho, todavía conviven muchas en perfecta armonía como en buena parte de Malasia. Es realmente sorprendente el multiculturalismo que existe en buena parte de Malasia y siempre todos tan bien avenidos.

Muchos edificios de la zona ya son modernos pero todavía conservan muchas construcciones coloniales o la iglesia Saint Paul, junto a la Puerta de Santiago y que era uno de los edificios que en Famosa protegía y de la que se puede ver tal y como era originalmente, pues nada se ha modificado. Está muy dañada pero permite ver cómo eran las paredes originales algo que no ocurre en algunas construcciones remodeladas. Fue construida en 1521 durante la época portuguesa pero su nombre actual viene del re-bautizo de los holandeses, ya que originalmente se llamaba la Capilla de Nuestra Señora del Cerro. Esta iglesia está en un punto algo elevado por lo que permite tener unas buenas vistas del centro histórico de Melaka llegando hasta el mar.

Muy cerca se puede encontrar la Dutch Square (Plaza Holandesa) con un molino que te avisa de que estás en zona holandesa y donde se puede ver el edificio Stadhuis de 1650 y que era el centro político de los holandeses y la residencia del Gobernador. Además es una réplica del ayuntamiento de Hoorn, una ciudad de Países Bajos por lo que la similitud con la arquitectura holandesa es total. Al lado se puede ver la Christ Church, la iglesia protestante más antigua de Malasia construida en 1740. Por lo que en un espacio de 100 metros se pueden ver vestigios portugueses y holandeses.

En la misma Dutch Square también se conserva parte de la muralla que protegía la ciudad con los cañones originales y encarada al río, junto al puente que lo cruza y por donde pasé para ir al otro lado donde se encuentra Chinatown. Hay que decir que en la Dutch Square se encuentran las típicas letras de «I love Melaka» donde hay un montón de turistas, sobre todo chinos haciéndose fotos, por lo que la plaza ha perdido parte de su encanto.

De hecho ya desde que llegas a la zona de A Famosa la presencia de turistas ya es importante y acabando llegando todos a esta plaza, que al no ser demasiado grande, se llena enseguida provocando que policías tengan que vigilar el tráfico por la cantidad de chinos cruzando de un lado para otro. Estos lugares deben verse pero prefería mucho más la zona donde estaba mi hotel, mucho más tranquilo, sin turistas y todo más auténtico.

La calle Junker es la que enlaza la Dutch Square con el puente que cruza el río y entra en Chinatown y uno de los más vivos del barrio con todo tipo de tiendas, herbolarios y restaurantes. El barrio es muy interesante ya que también forma parte del centro histórico, con calles estrechas y edificios muy antiguos pero bien conservados además de multitud de templos chinos, algunos tan bonitos como el de Cheng Hoon Teng. De todos los Chinatowns que había visto durante el viaje, éste me pareció el más anclado en el tiempo a la vez que lo más interesante de ver. Había comercios que bien podían existir hacía un siglo sin haber cambiado nada. La gente se sentaba a las puertas de las casas y todo el mundo se saludaba. Era un pequeño pueblo aislado en medio de la ciudad, incluso quedaba delimitado por el propio río.

Al cabo de unos 30 minutos de pasear por Chinatown ya fui volviendo hacia el hotel. Estaba cerca pero tenía que dar vuelta ya que debía volver atrás por el mismo puente de Junker Street para cruzar de nuevo el río. Una vez al otro lado, a Dutch Square, fui por un camino diferente el de la ida pasando por la parte posterior de A Famosa, cruzando un parque, después la zona donde la noche anterior había visto todos aquellos tuk- tuks iluminados y hasta llegar a la zona del hotel.

La ciudad estaba muy bien, con un centro histórico bien conservado y una parte nueva bastante moderna y limpia. Se veía una ciudad bien cuidada aunque, como muchas ciudades asiáticas, bastante colapsada de gente y coches debido al fuerte crecimiento demográfico del país.

Apenas eran las 11 de la mañana cuando llegaba al hotel y ya iba a tomar un desayuno-comida como los locales. Fui a un restaurante chino justo al lado del hotel y pedí «Sweet chicken rice», que era arroz estilo basil con verduras y pollo, pero a diferencia de otros lugares, en este caso había mucho pollo a pesar de que era algo más caro que en otros lugares, 8,50RM (1,80€). A diferencia de lo que ocurre en España y supongo que en buena parte de Europa,aquí, los restaurantes chinos estaban llenos de chinos, de hecho este restaurante estaba lleno y yo era el único cliente no chino, ni siquiera había malayos. Me daba la sensación de que la comida que vienen a los restaurantes chinos de Europa no es la que comen los chinos. O eso, o que ven tantos occidentales que no quieren ni entrar. Los chinos son muy cerrados y se mueven en ambientes copados por chinos. Prueba de ello son sus Chinatowns que son como ciudades chinas dentro de otras ciudades en las que absolutamente todo está escrito en chino. Ahora no estaba en un barrio chino pero era entrar en un restaurante chino y ver otra vez sólo chinos.

Hacia las 11:30h acababa de desayunar-comer y volvía al hotel a descansar un poco, pues el paseo bajo el sol había sido bastante más cansado de lo que pensaba, sobre todo por el montón de escaleras que subí y bajar.

Hice la siesta hasta las 14h cuando me desperté, me tomé un café, hice algo de trabajo y busqué la lavandería más cercana al hotel, pues ya tocaba lavar la ropa que no había podido lavar en las dos paradas anteriores, ni en las Cameron Highlands ni en la selva de Taman Negara, en este último caso simplemente porque no había ninguna lavandería en todo el pueblo.

Aquí en Melaka había una a unos 5 minutos andando del hotel por lo que fui. Había una de self-service más cerca pero yo prefiero no ir, pues normalmente hay que pagar un mínimo de varios kilos de ropa, cosa que yo nunca llego ya que llevo entre 1 y 2, por lo que al final me acaba saliendo más caro que una normal donde ademas me lo hacen todo.

Hacia las 17h salí directamente a la lavandería. Estaba en la misma zona del centro histórico donde estaba el hotel pero más cerca del mar y en dirección contraria donde había salido a pasear por la mañana, por lo que me sirvió para ver el resto de ese barrio que parecía de protección oficial de hacía siglos. Allí dejé un kilo de ropa que costaría 5RM (1€) y que podría recoger al día siguiente a partir de las 11 de la mañana, antes de lo que pensaba.

Después aproveché para dar una vuelta por aquella zona ya que estaba casi junto a la desembocadura del río Melaka hasta dónde fui. Éste era el río que por la mañana había cruzado un par de veces y que acababa desembocando aquí, muy cerca del hotel y casi junto a la lavandería. Junto al río había un paseo por donde anduve un rato observando el río y su desembocadura, algo que me gusta mucho ver y que ya había tenido la suerte de haber visto algunas durante este viaje.

Esa tarde paseé por la zona más cercana al hotel mirando los diferentes restaurantes hindúes y musulmanes que había aunque no entendía cómo funcionaban. Parecían buffets libres, pues había tinas con comida donde la gente iba pasando y poniéndose la comida, pero parecía que se tenían que pedir platos. Finalmente no fui pero creo que se trata de pedir un plato y ponértelo tú mismo, por lo que te puedes poner la cantidad que quieras. De hecho en las Cameron Highlands comí en un restaurante de este tipo donde ellos te ponían ya el arroz y después tú pasabas por las diferentes tinas para coger lo que quisieras, pagando un precio fijo. Tipo buffet libre pero que para ellos es lo normal.

Alejé de la zona más turística para pasear entre mercados, tiendas y en general todo lo utilizado por los locales, pues me gusta más pasear como un local y ser testigo de la vida quotidiana de la gente que ver ciertos atractivos turísticos.

Hacia las 20h volví hacia la zona del hotel a cenar en otro restaurante chino justo en frente del hotel (si, había uno al lado y otro enfrente) pero que no era el mismo adonde había ido a comer. Me pareció que estaría bien ya que estaba siempre completamente lleno. De hecho, nada más abrirse, ya había tantos chinos haciendo cola que se llenaban todas las tablas cuando acababan de abrir. Entré y pedí pero me dijeron que tardarían 30 minutos en servirme de tanta gente que había. Ya que no tenía prisa y el WIFI del hotel llegaba hasta allí, pues no tuve ningún problema por esperar. Pedí «Pork Parridge with Century egg», que no sabía que era pero evidentemente sonaba a cerdo y huevos.

Igual que el otro, aquí también era el único cliente no chino, de hecho incluso alguien me miró como pensando que quizás me había perdido. Por cierto, que la camarera hablaba un inglés perfecto, cosa no demasiado habitual entre los chinos aunque éste es el idioma utilizado en Malasia para comunicarse entre personas de diferentes orígenes, por lo que más o menos todo el mundo tiene un nivel aceptable de inglés.

Al cabo de unos 25 minutos me llevaron el plato, y sorpresa, era sopa, algo que no me esperaba pero en fin, con el hambre que tenía cualquier cosa me entraba. De todas formas estaba bastante bien, pues efectivamente llevaba unos buenos trozos de carne de cerdo y huevo además del arroz de siempre.

Al terminar crucé en la calle para entrar en el hotel ya con la intención de acostarse aunque este día me costó bastante, de hecho estuve enganchado a los 3 nuevos capítulos de Black Mirror y comiendo patatas fritas hasta sobre las 12 de la noche.

Acababa el primer día completo que pasaba en Melaka, que por cierto, era el mes al sur al que hubiera llegado nunca a la vida y durante el resto del viaje. Malasia por lo general me estaba gustando mucho a la vez que me había sorprendido muy gratamente por su tolerancia hacia todas las culturas que convivían en la mayoría de ciudades importantes. Incluso en algunas los chinos eran mayoría sin que esto provocara ningún problema.