Por fin llegaba el día tan esperado en el que empezaba mi primer viaje de más de un mes y completamente solo desde el primero hasta el último dia. Serían dos meses viajando por Miami pero sobre todo por México. Un viaje con pocos planes preparados pero que acabaría cambiando buena parte de mi vida.
Evidentemente, y a diferencia de otros viajes, algunos días antes ya estaba algo nervioso aunque con muchas ganas de empezar el viaje. Antes de llegar al aeropuerto pase por casa de mi padre para despedirme, pues nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, y fui al aeropuerto donde llegué a las 12 de la mañana quedando unas dos horas para la salida del primer vuelo a Lisboa, donde haría escala a Miami. Todo el trayecto lo haría con TAP Portugal, siendo esta la primera vez que viajaba con esta aerolínea y que me gustó bastante su servicio y comida a bordo.
Por ser el primer viaje largo que hacía, llevaba más equipaje del necesario aunque realmente llevaba muy poco por 3 meses de viaje. De hecho casi que podría haberlo llevado todo en cabina, pero como en el precio ya se incluía una maleta facturada, no me preocupé del peso y facturé la maleta aunque fuera una maleta de cabina.
El vuelo hasta Lisboa fue perfecto llegando a la hora prevista y, aunque me lié un poco por la terminal, al final llegué con tiempo suficiente a la puerta de embarque del vuelo a Miami. Allí, antes de embarcar, ya nos pidieron la ESTA para poder entrar a EUA. Mientras estaba en la cola, una mujer colombiana me preguntó si esa era la cola para el vuelo a Miami, a lo que respondí que si. Pero la sorpresa fue cuando llegué a mi asiento y vi que justo a mi lado estaba sentada esa misma mujer colombiana. Ella se sorprendió más que yo de esa casualidad y eso ya nos sirvió para iniciar una conversación y una relación fugaz pero que nos permitió hacer el trayecto mas ameno.
Cabe destacar la comida de abordo que era muy buena y muy abundante, pues por lo menos nos dieron 3 comidas en un trayecto de unas 8 horas.
Planeé el viaje con esta primera parada en Miami para hacer un stopover de 4 días para ver un poco la ciudad y beneficiarme así de un mejor precio en el billete de avión. Antes de nada, decir que ese fue mi primer gran viaje solo por lo que, sobretodo los primeros días, cometí algunos errores que no tuvieron mayores consecuencias pero si me permitieron ir aprendiendo poco a poco. Uno de ellos fue no descargarme los mapas de Google Maps para tenerlos disponibles sin conexión. Fue realmente complicado llegar hasta el apartamento de Miami guiándome como hacíamos hasta la aparición de la tecnología GPS. Preguntando a la gente, mirando mapas de lineas de autobús o carteles, etc. Cuando tienes que tomar metro y varios autobuses cargado con la maleta en una ciudad que no has visto nunca y encima ves que se está haciendo de noche, darías lo que fuera para poder usar el GPS.
La entrada a EUA fue bien aunque el agente que me tocó me hizo varias preguntas que yo, por ser la primera vez que iba a EUA pensaba que eran normales, pero que con el tiempo me di cuenta que me preguntó mucho. En cualquier caso pude entrar sin problemas ni registro adicionales. Algo que sorprende cuando sales del aeropuerto es darte cuenta que Miami no deja de estar en una zona tropical, por lo que el calor y la humedad son extremas.
El anfitrión me había pasado unas indicaciones para llegar al apartamento en transporte público, y aunque me costo un poco, suerte de esas indicaciones porqué sin ellas y sin GPS no habría llegado nunca. De hecho, ya tuve algun problema en la compra del primer billete que tuve que comprar, pues la màquina me pedía el código postal y no entendía ni porqué ni cual poner, si el mío de España o el del apartamento reservado en Miami. Por suerte allí cerca había un trabajador al que me dirigí en inglés pero que directamente me respondió en castellano, pues era cubano y supongo que a mi se me notó que era español. Me dijo que pusiera mi CP de España y efectivamente funcionó.
Ya con el billete preguntamos entre los dos a otra trabajadora que parecía tener más experiencia y que me explicó con más detalle qué tren debía coger. Parecía que las indicaciones del anfitrión estaban bien explicadas y detalladas.
Ya sentado en el tren que me llevaría al centro de la ciudad empecé a ver a lo lejos los rascacielos que dibujan el skyline de Miami. El trayecto duraba unos 30 minutos por lo que tuve tiempo suficiente para disfrutar de mi primera llegada a EUA. Por fin estaba haciendo ese viaje solo que tanto tiempo llevaba esperando y ya por fin visitaba EUA. Me había costado decidirme però ahora ya estaba en Miami.
Cuando bajé a la estación indicada tuve que buscar una parada de bus que tardé unos minutos en encontrar, pues estaba en una estación relativamente importante y a su alrededor había mas de una parada de bus. A la segunda o tercera que miré me pareció que era la que estaba buscando. Pregunté a una señora que había allí esperando, en inglés, si en esa parada pasaba el bus que debía coger, a lo que ella me respondió directamente en español «A donde va usted». Perfecto, otra cubana que me dijo qué bus debía coger para llegar a mi destino. De hecho el apartamento alquilado estaba en el barrio de Little Havanna, por lo que supongo que la señora sabía como llegar hasta allí.
Por ser el primer bus al que subía en EUA, había cosas que ahora veo totalmente normales que en ese momento me parecieron muy raras, como puede ser que se puede bajar del bus tanto por la puyerta trasera como por la delantera. Esto en España es impensable pero fuera de aquí és lo normal, pues también pasa en Reino Unido.
En ese bus tuve suerte porqué la pantalla donde van indicando las paradas funcionaba bien y avisaba con tiempo suficiente cual sería la próxima, cosa que a mi, que iba sin GPS, me ayudó mucho.
Poco a poco nos íbamos alejando del centro para entrar en barrios más residenciales. El trayecto fue largo, de más de una hora, aunque todo según lo planeado. Finalmente, bajé a la parada indicada por el anfitrión, miré el nombre de la calle y efectivamente era la calle donde debía estar. Supuestamente a pocos metros de allí ya estaba el apartamento.
Eran las 18h por lo que aún era de día, algo que me preocupaba pues llegar de noche habría sido más complicado. Ahora aún había una buena visión de todo y ya solo tenía que buscar la casa que aparecía en las fotos, una casita unifamiliar de color rojo. Giré por la calle indicada y empecé a mirar todas las casas, pues en principio se encontraba al inicio de esa calle. El problema fue que estaba convencido que estaría en el lado por el que iba, pero no, estaba en el tro lado. Cuando me di cuenta que me había pasado, volví atrás mirando ambos lados y finalmente la vi, la casita de color rojo. Y parecía más grande de lo que me esperaba.
En anfitrión, mientras yo estaba de viaje, me envió las instrucciones para poder entrar al apartamento, pues tenía una caja de seguridad. Yo ya no las pude leer por lo que fui a picar a la puerta sin que nadie me abriese. Allí estuve picando unos 5 minutos, incluso llamé al vecino que me dijo que no sabía donde estaba.
Al cabo de 15 minutos de estar por allí mirando y picando, me fui detrás de la casa donde parecía que había un patio y otra casa. Delante de esa casa había un señor sentado a quien pregunté si conocía al propietario de la casita roja, respondiéndome que si, que era su hijo. Así pues el anfitrión me había dado las instrucciones para poder entrar solo pero yo no las pude ver y ahora estaba con el padre diciéndole que había alquilado un apartamento a su hijo y que si me podría abrir.
El señor no sabía exactamente qué había alquilado y pensó que había alquilado una habitación colindante con entrada propia, pero una habitación al fin y al cabo. Debido a que esa no era la habitación alquilada, ésta no estaba preparada. Así pues, el padre me dijo que era allí, me dio las llaves y nos despedimos. Pero cuando entré vi que era una sola habitación y además estaba llena de comida medio podrida, la cama desecha, desordenada y en general muy sucia. Ya os podéis imaginar la cara que se me quedó al ver, no solo que no era lo que vi en las fotos, sino que todo daba mucho asco. Y todo eso teniendo en cuenta que acababa de llegar, era mi primera parada de mi primer gran viaje solo. Pensé, pues ya empezamos bien. Por suerte, no pasaron ni 5 minutos que el padre llamó a la puerta y me dijo que se había equivocado. El buen hombre llamó a su hijo para informarle de mi llegada y fue entonces cuando se dieron cuenta del error. Así que me acompañó hasta la puerta contigua, que ahora si, al entrar dije: este si es el apartamento. Qué cambio! Cocina, comedor, baño, dos habitaciones, todo muy limpio, ordenado, luminoso, con instrucciones para el WIFI la TV, etc. Y todo tal como se veía en als fotos. No os imagináis la alegría que me dio ver que todo era como se informaba en Airbnb, algo que no debería ser así, pero que lo fue por pensar que tendría que pasar 4 días durmiendo en ese primer zulo apestoso en el que me metí.
Família amable, casa bonita, barrio alegre y ya colocado en mi residencia durante los próximos 4 días. Mejor no podría haber ido. Por hoy ya solo quedaba situarse en el apartamento, comprar algo de comida y sentirse orgulloso y agradecido por estar ya en la primera parada del viaje.
Como siempre pasa, los primeros días de un viaje son los más activos, pues aún no estás cansado y tienes todo por ver y hacer. Así que, dejé la maleta, conecté mi teléfono a la red WIFI, avisé a mi familia que ya estaba instalado en Miami y salí a ver el barrio. Aunque ya era tarde y quedaba poco para hacerse de noche, salí a pasear un poco y a comprar algo de comida. Aunque sabía que estaba en un barrio cubano, no me imaginaba que todos sus residentes fueran cubanos, me sorprendió muchísimo. Al entrar en cualquier tienda te saludaban con un «hola» y no con un «hello» como sería de esperar en EEUU. Es que ni siquiera te preguntaban en qué idioma hablabas, directamente en español. Tengo que decir que eso me facilitó bastante la vida, sobretodo en los primeros días en un país que visitas por primera vez, pues el idioma no fue nunca un problema (en ese barrio, claro). Así que di unas vueltas por el barrio hasta encontrar un supermercado para comprar comida y sin alejarme mucho del apartamento pues aún no había descargado el mapa de Miami y lo último que quería era perderme. Tengo que decir que aunque te pierdas por Miami es muy fácil encontrarse, pues los nombres de las calles son números, por lo que si en un momento dado me encontraba en la Av. 4 sabía que para llegar al apartamento tenía que subir 4 calles, pues éste estaba en la Av. 8.
Ya sabía que en EEUU la comida es mas cara que en España, pero no tanto! Compré comida por valor de $40 pues aunque pensaba pagar con tarjeta (con Revolut que aplica el tipo de cambio oficial) esa era la cantidad que llevaba en efectivo, y quería estar seguro de poder pagar si la tarjeta no funcionaba como así fue. Los $40 los saqué con esa misma tarjeta en un cajero, así que el problema no fue de la tarjeta. En fin, no sé porque en ese establecimiento no se aceptó pero la verdad es que fue de los pocos sitios donde me la rechazaron, por no decir el único. Así que pagué en efectivo y me fui al apartamento a cenar. Tengo que decir que durante los 4 días que estuve en Miami comí mas bien mal, por lo caro que era todo y por la poca calidad de la comida estadounidense.
El camino de vuelta ya lo hice casi de noche y sin mapas, solo siguiendo el orden lógico de las calles. Little Havanna es un barrio tranquilo donde la mayoría de sus edificaciones son casas y aunque casi todo el mundo es cubano, se respira un aire muy americano. Aunque lo mejor del barrio era sin duda su gente. Los cubanos son muy hospitalarios y se notaba que es un barrio muy seguro.
A las 20h llegaba al apartamento ya para cenar e ir a dormir, pues había sido un día largo, incierto y el primero que viajaba tan lejos y solo. Pero ahora ya estaba en Miami conociendo el barrio y empezando este viaje de dos meses. Esta fue la noche que mas recuerdo no por ser especial sino por ser la primera del viaje. Hasta entonces había estado algo nervioso por si podría llegar bien pero ahora no solo había llegado sino que el apartamento estaba en el mejor barrio de Miami y parecía incluso mejor que en las fotos.