Las 5 semanas que tenía que pasar a Tuxtepec en aquel primer viaje largo y sol, llegaban a su fin y tocaba despedirse de la gente que había conocido y que tanto bien me habían acogido. Llegaba pues uno de los momentos más difíciles del viaje.
Supongo que a nadie le gustan los despidos pero es que a mí me desagradan especialmente. De hecho prefiero no conocer demasiado a nadie durante los viajes justamente por no haberme de despedir e incluso pensar que tal vez ya no nos volveremos a ver mas. En este caso era diferente, pues la intención era volver a México, pero de todos modos el último día a Tuxtepec para mí fue bastante triste, pues me pasé el día despidiéndome de gente con la que había pasado muy buenos momentos durante el último mes.
Aún hoy cuando recuerdo ese día siento una cierta tristeza. Lo recuerdo como un día completamente diferente a todos los demás en lo que me pasé dando vueltas para irme despidiendo de la gente con cierto desánimo y pocas ganas que el día terminara. Veía la gente haciendo su vida normal mientras por mí ese día era bien triste y diferente.
Fui al restaurante que Juan Carlos, el propietario del apartamento, tenía en el centro comercial y donde normalmente estaban él y su mujer, para despedirme de ellos y de un par de trabajadores que también conocía . Allí saldar la factura de la luz y el depósito que había dejado por el apartamento y nos despedimos. Yo les decía que seguramente volvería aunque no sabía cuándo y ni siquiera si esto era seguro.
Poco antes habíamos ido a la obra que tenía en Juan Carlos y donde habíamos estado varias veces para despedirme de sus trabajadores, pues sobre todo con dos de ellos había tenido bastante trato.
Pero cuando llevaba buena parte del día despidiéndome de gente, aún quedaba hacerlo con Emma. Ella vino al apartamento hacia las 18h donde incluso me ayudó a recoger un poco. De hecho había varias cosas que eran suyas, como una cafetera o una escoba.
Vino un par de horas y se marchó justo antes de que yo fuera al centro comercial a ver a Juan Carlos. Aquel fue el despido mes difícil para mí y lo que recuerdo mes, sobre todo cuando Emma salía por la puerta y la veía alejarse hacia la esquina de la calle para coger un taxi. Aquel fue el momento más triste del viaje y la imagen que me quedó mas grabada en la retina.
Marchaba de Tuxtepec ese mismo día a las 12 de la noche, hora prevista de salida del bus que tomaría para ir hasta Ciudad de México, donde cogería un vuelo hacia Miami donde pasaría 4 días mas antes de volver a casa . Fueron en Juan Carlos mismo y su esposa quienes me acompañaron hasta la terminal de autobuses, pues a esa hora era recomendable sólo ir con taxistas de confianza, lo que no conseguí.
Así que hacia las 11 de la noche cuando ya eran las calles bien vacíos, me vinieron a buscar con el coche y fuimos hasta la terminal. Allí nos despedimos, se fueron y entonces si que ya me quedé solo y esperando a que fueran las 12 de la noche, hora prevista de salida del bus hacia Ciudad de México donde llegaríamos hacia las 8 de la mañana.
Y así finalizaba mi estancia en Tuxtepec, la ciudad donde mas tiempo había pasado fuera de casa hasta entonces y donde había conocido a personas a las que quisiera seguir visitando. Evidentemente aún no sabía cómo serían los próximos años ni si volvería a Tuxtepec, pero el caso es que estuve muy bien y no quería que aquella fuera la última vez. Hay muchos lugares en el mundo para ver y tenía claro que si volvía a Tuxtepec sería en medio de algún viaje después de visitar otros lugares. Cuando marchaba de aquella ciudad aún no sabía que iba a ser mi segunda casa y que representaría un cambio de vida muy importante para mí.