Me desperté en casa mi padre a las 4 de la madrugada después de haber dormido menos de 4 horas debido a las elecciones municipales y europeas del día anterior que me habían «obligado» a acostarse pasadas las 12 mirando los resultados y reacciones. Además, debía esperar al padre que estaba en una mesa y llegaba a las 12 pasadas. Y tenía que esperarla porque yo tenía sus claves para haberme olvidado las mías.

Así que a las 4 me duchaba y me preparaba mientras papá todavía estaba despierto (no había ido a dormir) y comentábamos un poco las elecciones y los últimos detalles del viaje mientras me tomaba el café. A las 5:15h nos despedíamos y ya marchaba a buscar el Aerobus que tenía que llevarme hasta el aeropuerto.

Hacia las 5:30h ya cogía el bus lleno de gente llegando al aeropuerto sobre las 6 de la mañana, también lleno de gente. De hecho estuve unos 30 minutos para pasar el control de seguridad debido a la larga cola que ya existía y que no me esperaba. Por suerte el control lo pasé sin que me pararan y no era cosa menor, puesto que llevaba un calentador eléctrico que no estaba seguro de que me dejaran pasar.

A las 7:10h salía mi vuelo hacia Oslo y yo llegaba a la puerta de embarque a las 6:40h. No había cola y había una familia sentada en las sillas de la sala, lo que me hizo pensar que todavía no habían empezado a embarcar. Pero la chica me dijo que si iba a Oslo a lo que le respondí si ya podía embarcarse. ¡Mi sorpresa fue cuando me dijo que si y al embarcar vi que el avión ya estaba casi lleno! Y aún quedaba media hora por la salida.

El vuelo fue tranquilo e incluso pude dormir unos 30 minutos de las 3 horas y media que duró. A mi lado había una chica asiática bien enfriada y la verdad que estuve todo el viaje intentando evitar sus virus, no se cómo, pero intentaba girar la cara, pues lo último que quería en ese momento era empezar el viaje ya enfriado . Incluso en un momento en que se durmió empezó a caer sobre mí y yo me iba apartando como si tuviera alguna enfermedad mortal. Ahora, 24 horas después de eso, parece que no me encomendó.

Hacia las 10:30 llegábamos a Oslo y antes de aterrizar se veía que el día sería un día típico noruego, bien tapado y 12ºC.

Por primera vez en uno de estos viajes largos que hago, pude conectarme a la red 4G sin miedo a pagar 10€ o mes por MB, pues en Noruega ya se podía utilizar la misma tarifa que en España. Y la verdad que poder bajar del avión y conectarse a Internet para mirar a Moovit cómo ir al Hostel fue una de esas cosas que no le damos importancia pero que me facilitó muchísimo la vida.

Según Moovit la mejor opción era tomar un tren Express hasta una estación del centro de Oslo y de allí tomar un tranvía de Oslo hasta el Hostel. Al comprar el billete a la máquina, ésta ya me dio algunas indicaciones de qué tren tomar e incluso a qué vía ya qué hora ocurría el próximo, algo que en España nunca he visto. Gracias a esto y las indicaciones de Moovit no tuve ningún problema para llegar a la vía correcta y esperar menos de 10 minutos a que llegara el tren.

Estació de tren a l’aeroport d’Oslo

El trayecto era de 47km, se hacía en unos 25 minutos y pasaba por zonas rurales que ya permitía ver antes de llegar a Oslo cómo es el paisaje de Noruega. Hierba por todas partes, árboles, vegetación y de vez en cuando casas típicas en medio de todo aquel verdor.

Poble a mig camí entre l’aeroport i Oslo

El tren llegaba a una estación muy céntrica de Oslo desde donde podría tomar el tranvía que ya me dejaría muy cerca del hostel. Gracias a Moovit encontré la parada muy rápido y aún suerte, porque justo en ese momento empezaba a lloviznar, y no hay nada que me cabree mas, que ir buscando un hotel con la maleta y lloviendo.

A diferencia de Barcelona, los tranvías van por la calle junto al resto de vehículos, por lo que cuando un tranvía se para en una estación, los coches traseros en muchos casos también deben esperar. Algo que me sorprendió, aunque ya era de esperar, y que también había notado en el tren exprés, es que el silencio era total, nadie hablaba y mucho menos gritaba. Tanto el tren como el tranvía estaban llenos de gente y no se escuchaba a nadie. Y no sólo eso, sino que muchos de los coches son eléctricos y nadie toca el claxon, por lo que le silencia en el centro de la ciudad también es increíble.

Al cabo de 10 minutos llegaba a la parada donde debía bajar según me indicaba Moovit y ya sólo tenía que andar 5 minutos hasta el hostel. Empezaba ya a ver partes de la ciudad y lo cierto es que me estaba gustando mucho. Hacía más frío de lo que pensaba que haría por la época pero todo el mundo era tan educado y la arquitectura tan típica que hacían que la primera impresión fuera muy buena.

Entre unas cosas y otras eran casi las 13h cuando llegaba al hostel Anker Apartment, donde había reservado una cama en una habitación de 24 personas por 25€ la noche, así son los precios de Oslo. El check-in fue bien y el chico me contó la parte más interesante de Oslo y cómo llegar. Así que fui a mi habitación a dejar las cosas y empezar la visita al centro de Oslo.

La habitación era de 24 camas aunque no todas estaban ocupadas. Había uno que parecía vivir allí permanentemente, pues se había montado su habitación particular en una camilla. Por lo demás, diría que había un poco de todo. En el hostel por lo general me parecía ver mucho de nómada digital, pues la sala de estar estaba llena de chicos y chicas solas con su portátil.

El chico del hostel me dijo que podía tomar el tranvía para ir al centro, que de hecho era el mismo que acababa de coger para venir al hostel. Pero puesto que era mi primera visita a la ciudad y el centro estaba a 2km, decidí ir andando y así ya conocer el barrio.

A unos 10 minutos del hostel había un parque grande, uno de tantos que hay en Oslo, seguramente porque no es necesario ningún tipo de mantenimiento debido a que día sí y día no llueve. Allí paré y me comí el primero de los 4 sándwiches que me había preparado mi madre. Era un buen sitio para comer, rodeado de pájaros, ardillas, naturaleza y silencio pero casi en el centro de Oslo.

Al terminar seguí caminando hacia la Opera de Oslo, que era el objetivo de aquella primera visita y así ya ver el Mar del Norte. Luego quería pasear por la calle principal de Oslo hasta llegar al Parlament. Por el camino ya pude ver barrios con una arquitectura típica y cómo era el ambiente general de Oslo, que seguía siendo muy tranquilo, silencioso y muy educado.

Poco a poco me fui acercando al centro donde ya se veía más movimiento, edificios más altos y modernos, y algo que me sorprendió, un montón de rumanas pidiendo por la calle. Ya sé que hay por todas partes, pero es que había zonas en las que había una cada 2 metros.

Al cabo de unos 20 minutos andando desde el parque ya reconocí la zona, estaba justo enfrente de la estación de tren donde me había dejado el tren exprés. Al principio no caí, pero una vez cruzada la placa ya empecé a reconocer los edificios de los alrededores. En ese momento todavía no lo sabía, pero esa plaza era una de las principales y con más movimiento.

Y desde allí la Opera ya quedaba a pocos metros, de hecho sólo cruzar la plaza y la calle adyacente ya pude ver el edificio. Subí hasta la terraza desde donde se tiene una buena imagen del puerto de Oslo y donde las gaviotas no tienen ningún miedo a los humanos, de hecho te puedes acercar a menos de un palmo a tomarles fotos y ni se mueven.

A continuación fui por la calle principal de Oslo hasta llegar al Parlamento Noruego. La calle principal es sólo peatonal y está llena de tiendas y de gente, es con diferencia la calle más transitada de Oslo.

El Parlamento es bastante espectacular. La entrada es muy original y con un parque delante donde paré para comerme otro de los sándwiches.

Al terminar ya decidí volver al Hostel por el mal que empezaban a hacerme las piernas. No quería que me pasara como siempre en el primer día del viaje que acababa haciendo tantos kilómetros que después me pasaba una semana con dolor de rodillas.

Fui caminando pero por otro camino y así ver mas zonas de Oslo, en especial el barrio de Grünerløkka, casi junto al Hostel y el barrio mas hiptero y auténtico de Oslo. Su pasado obrero y lleno de fábricas hace que tenga ese aspecto tan único de edificios de ladrillo rojo y aspecto industrial.

Al llegar al hostel me estiré un momento, pues todavía no eran las 15h pero ya llevaba 12 despierto y después de haber dormido sólo 3 horas. No tenía ninguna intención de dormir ya que sino después corría el riesgo de no tener sueño por la noche, y allí no podía hacer como si estuviera en una habitación individual levantándome cuando quisiera, quería seguir un poco el horario normal para no molestar demasiado.

Pero fue inevitable. El sueño y el cansancio me pudieron y me quedé dormido hasta las 19h. Al ver la hora, intenté dormirme otra vez y aguantar ya hasta la mañana siguiente, pero sin haber cenado me resultó imposible. Yo si no ceno no puedo dormir, así que volví a levantarme.

Cogí el portátil, el café y el sándwich que me quedaba y fui hacia la cocina. Allí estuve un rato tomando un café y empezando ya a escribir este diario mientras hacía hambre para comerme otro de los sandwiches.

Salí un rato fuera a disfrutar del frío de Noruega hasta las 22h que ya notaba que me podría volver a dormir y volví a la cama sin hacer ruido ya que la habitación ya estaba llena de gente durmiendo.

En ese momento no lo pensé todavía, pero ya veía que todavía era mucho día, y ya pasaban de las 10 de la noche, hasta que caí en que era la época del sol de medianoche. Durante los meses de junta y julio sobre todo, las regiones tan cercanas al círculo polar ártico, se ve el sol casi las 24 horas del día. Oslo al quedar más al sur que el resto del país, es donde menos, pero de todas formas yo a las 12 de la noche todavía veía luz solar entrando por la ventana de la habitación. Incluso los pájaros siguen cantando. Y a las 4 de la noche hace ya un sol como si fueran las 8 de la mañana. Es verdaderamente curioso y mas cuando piensas a qué se debe esto.

Ir al contenido