Me desperté a las 8 de la mañana en el día de la Full Moon Party, motivo principal para lo que había ido a Koh Phangan aunque evidentemente la isla y el resort me estaban gustando mucho. Me habría quedado meses en aquella habitación en la que cada vez que giraba la cabeza veía el mar, la playa y las palmeras. Era un resort pensado para trabajadores digitales nómadas y no le faltaba nada, ni siquiera un escritorio en una terraza en primera línea de mar.
Me duché, tomé el café, trabajé un rato y miré cuántos batidos me quedaban y cuántos necesitaría para los días que me quedaban en Tailandia. Ese día gastaría bastante, por la fiesta, por lo que debía sacar más. Pero no podía sacar 5.000 bates (140€) como otras ocasiones ya que no los gastaría en los 6 días que me quedaban en el país, y por tanto, casi que había descartado la opción de sacarlos de un cajero, pues saques la cantidad que saques, siempre cobran una comisión de 220 bates, que no es poco, son más de 6€. De hecho es una de las comisiones por este concepto más caras que he visto. Por lo que si sacaba el equivalente a 50€, que era más o menos lo que calculaba que necesitaba de mes para pasar los días que me quedaban, la comisión representaría un 12% del importe, una pasada.
Así que miré otras opciones para enviarme dinero en efectivo tal y como hacía en México, pero ni Azimo, ni Xe.com, ni TransferWise, permitían recibir el dinero en efectivo, sino que en los 3 casos se había que enviar a una cuenta bancaria. Por lo que estas opciones también quedaron descartadas. Ya sólo quedaba cambiar efectivo en alguna casa de cambio, una opción que siempre dejo como última puesto que el efectivo que llevo siempre es limitado, de hecho sólo llevaba 300€ para ir cambiando durante todo el viaje de 3 meses.
>Así que sobre las 11 de la mañana salí a reservar el transporte a la Full Moon Party, a comprar comida ya buscar la casa de cambio que mejor tipo de cambio ofreciera. Salir a las 11 no era casualidad, pues era a partir de esa hora cuando al 7-elevan empezaban a vender alcohol, y por tanto, las cervezas.
La misma agencia del transporte en la Full Moon Party era también casa de cambio pero en ese momento no lo vi, así que seguí caminando en dirección al 7-eleven, que era el punto más lejano del hotel donde podía llegar fácilmente andando, pues eran unos 15 minutos. Además ya sabía que allí al menos había una de casa de cambio.
Y efectivamente, no sólo había una sino que eran 3 en un espacio de unos 30 metros. En la primera que pregunté el cambio era malísimo. De hecho ni me lo dijo, sólo me dijo el importe que me daría por 50€, una forma para intentar que no te enteres de lo que te están cobrando. Yo evidentemente hice la conversión y era de 33 bates por euro, cuando el cambio oficial estaba a 35,04. A la siguiente que fui ya lo tenían a 34. Mejor que el anterior pero seguía siendo algo alto. Y en la tercera estaba a 34,19. Éste era el mejor y además razonable, pues era aproximadamente un 2,5% de comisión por el tipo de cambio aplicado, desde mi punto de vista, una comisión bastante razonable. Así que allí cambié los 50€ y después hacia el 7-elevan que estaba justo enfrente, cruzando la carretera.
Después ya fui directamente a la agencia del lado de la habitación a reservar el transporte de ida y vuelta a la Full Moon Party. Había varios horarios de salida. Yo reservé la segunda hora que estaba a las 20h. El regreso no estaba previsto, sino que desde las 12 de la noche y hasta las 6 de la mañana irían saliendo cuando hubiera 4 o 5 personas. Todo ello por 350 bates, 10€, por un servicio de ida y vuelta de puerta a puerta a una distancia de casi 20 kilómetros, y todo ello en una de las islas más turísticas de Tailandia en uno de los días más esperados del año.
El día se estaba poniendo complicado en cuanto al tiempo. Hasta ese día había hecho solo todos los días, y el día de la Full Moon Party parecía que más temprano que tarde se pondría a llover. Debía ser justamente hoy…
Fui al balcón de la habitación a tomarme la cerveza mientras escribía el periódico mirando al mar y con una ligera brisa entre las palmeras hasta las 14h que fui a comer al restaurante del hotel. Esta vez pedí «Fried rice veggie con cerdo», que era un montón de arroz frito con verduras y cerdo, muy bien presentado y muy bueno como siempre, por 115 bates (3,30€), algo caro pero es que aquí no sólo pagas la comida, sino la ubicación y la calidad del restaurante. Por cierto, que durante el almuerzo cada vez hacía más viento y se acercaba una nube negra.
Y después de comer, como cada día, a echar la siesta un par de horitas, y ese día con más motivo pues tenía que aguantar despierto hasta al menos las 6 de la madrugada.
Me desperté sobre las 17h y estuve hasta las 19h escribiendo el diario, tomando un par de cafés y leyendo noticias. Después ya empecé a prepararme para irme, pues a las 20h tenía que estar fuera para coger la minivan. Me duché y me puse bastante repelente de mosquitos hasta las 19:50h que ya salía de la habitación para ir a la agencia que tenía a 20 metros y de donde salía la van hacia la Full Moon Party.
Durante la tarde estuvo lloviendo pero ahora parecía haber parado bastante. Caían 4 gotas pero esperaba que en Haad Rin, la playa donde se hacía la Full Moon Party y que estaba a unos 20 kilómetros, no lloviera.
Allí ya estaban todos los que irían a la minivan, pese a llegar casi 10 minutos antes ya estaban todos ahí esperando. Se veía a la gente muy impaciente por llegar a la fiesta…
Hacia las 20:05h nos avisaron, nos dieron una tarjeta plastificada para poder volver (supongo que el ticket de papel que nos dieron se habría deshecho en la fiesta) y fuimos hacia Haad Rin, la playa donde se celebra la Full Moon Party.
Durante el trayecto cayeron 4 gotas y la luna estaba tapada, pero conforme nos acercábamos a Haad Rin parecía que llovía menos y la luna, llena por supuesto, se empezaba a ver. Estar en la Full Moon Party sin ver la luna llena sería una lástima.
Poco después de las 20:30h llegábamos a Haad Rin. Antes de entrar en el parking ya se veían las paradas de buckets y ropa fluorescente que ya había leído por Internet. Los buckets son como cubos de plástico donde te ponen 33 o 50cl de alcohol, el refresco escogido y hielo. Sí, allí la gente no va con vasos, sino con cubos de plástico llenos de alcohol. Y la ropa fluorescente es típica en la Full Moon Party, pero no sólo ropa, sino máscaras, cintas, pintura para el cuerpo, sombreros, etc.
Era pronto pero ya había mucha gente, sobre todo por fuera de la playa comprando los buckets y la ropa, pues en la misma playa también hay más paradas pero claro, un poco más caras.
Evidentemente, cuando bajamos de la minifuimos directamente hacia las paradas a comprobar los precios. Había leído por Internet que los buckets estaban entre 200 y 500 bates dependiendo de lo que pidieras. La calle que daba a la playa tenía casi 100 metros de puestos de ropa y alcohol. Las recorrí todas y pude comprobar rápidamente que todas las paradas, al menos las de alcohol, tenían los mismos precios. Todos pactados como era de esperar.
Los de Thai Vodka eran más baratos de lo que creía, de hecho estaban por debajo de lo que había leído por Internet, 150 bates cada bucket fuera con cualquier tipo de refresco o incluso Red Bull. Vodka es lo que normalmente tomo cuando salgo por lo que esta vez haría lo mismo, y más teniendo en cuenta que los buckets de whisky costaban 400 bates.
Al cabo de unos 15 minutos de llegar ya compré uno, pues ya había comprobado que en todas las paradas costaban lo mismo. Ya con el bucket miré a las tiendas de ropa si había algo barato y que valiera la pena por comprar, aunque en un principio no tenía ninguna intención de comprar nada.
De todo lo que había, lo único que me llamó la atención fueron unas cintas para la cabeza, por ser de las cosas más baratas y menos, digamos, invasivas, pues el resto eran camisetas, sombreros y cosas más grandes que no tenía ganas de ponerme. Además la cinta tenía una función importante, evitar la caída del sudor en los ojos, pues seguro que acabaría sudando. Así que fui preguntando precios y en todas partes las vendían por 100 bates, unos 3€, algo caras por lo que eran. Pero en una parada la encontré por 80. No lo entendía porque las paradas de ropa parecían también tener los precios pactados. En cualquier caso la encontré por 80 y la compré. Aunque yo en un primer momento la pedí amarilla, la vendedora dijo que seguramente quedaría mejor la naranja (toda la ropa era amarilla y naranja fluorescentes), y puesto que ella se supone que es la experta, pues compré la naranja. Y de hecho, ahora que lo digo, el naranja me gusta más, por lo que finalmente mejor.
Hacia las 21:30h ya me estaba terminando el bucket y ya tenía la cinta, por lo que compré otro bucket de Thai Vodka, esta vez con Red Bull para aguantar al menos hasta las 5 de la madrugada. Ya con el segundo bucket en la mano, fui hacia la entrada que estaba al final de aquella calle donde había una valla con dos policías y una mesa con trabajadores para cobrar los 100 bates que valía la entrada para poder acceder en la playa. Por Internet, algunos decían que hay sitios para poder acceder sin pagar, seguro que si, pues la playa es enorme y dudo que esté vallada. Además todos los hoteles de primera línea tienen acceso a la playa, por lo que la gente que se aloja ya seguro que no tiene que pagar. En cualquier caso no tenía ganas de caminar a lo largo de la playa para encontrar un acceso sin saber seguro al menos por dónde buscar y menos teniendo en cuenta que 100 bates no son ni 3€.
Al pasar el control no llegas directamente a la playa, sino que es como si la calle para la que has ido llena de tenderetes siguiera unos 100 metros más, con más paradas sobre todo de alcohol y de comida. Pasas por debajo del cartel que anuncia que estás en la Full Moon Party y donde todo el mundo se hace una foto para llegar al final de la calle que ya da a la playa. Y una vez llegué simplemente fipé, y eso que todavía era pronto y estaba muy vacía y yo ya había estado en un montón de festivales. Simplemente, nada de lo que ya conocía era como eso.
DJ’s, escenarios, tiendas, espectáculos de fuego y gente a lo largo de más de 3 kilómetros de playa. Yo imaginaba una playa más pequeña, no una playa larguísima y ancha con varios escenarios a lo largo de toda ella. Ya sólo la llegada fue mejor de lo que esperaba y ya había superado mis expectativas cuando aún no hacía ni una hora que había llegado.
Primero fui casi de punta a punta de la playa, al menos hasta donde había música y espectáculos de fuego, a fin de tener una visión general de la fiesta. En ese momento casi que había más gente en los espectáculos de fuego que en las zonas de música. Los espectáculos de fuego pueden ser saltar a cuerda, una cuerda encendida por supuesto, pasar por debajo de una barra de fuego, pasar por en medio de un círculo de fuego, etc. En ese momento todavía no era demasiado peligroso ya que la gente aún no iba del todo bebida, pero conforme avanza la noche todo se vuelve más peligroso, por los que se atreven a pasar, claro. De hecho, las enfermerías de la zona se hacen de oro esa noche debido a la multitud de gente con quemaduras sobre todo en las piernas y otras cosas como cristales clavados en los pies para ir con chanclas.
Hacia las 22:30h pedí hielo en una parada que me lo dio muy amablemente aunque yo estaba dispuesto a pagarlo, pues ya me costaba terminarme el cubo de vodka y ya se había deshecho todo lo hielo, y eso que apenas era el segundo bucket. Volví hacia el punto de entrada donde para mí estaba el mejor DJ, al menos el que ponía la música que más me gustaba. Toda por lo general era electrónica pero aquella en particular era más contundente.
Iba grabando bastante y la gente sigue volviéndose buje cuando ve una cámara, aunque sea la de un móvil. Cada vez que grababa aparecía alguien para hacer su baile particular frente a la cámara, y eso que todavía era pronto y el alcohol todavía no había hecho todo su efecto.
En el mar había un montón de barcos fondeados y taxi boats. Qué suerte los barcos pueden ir a la Full Moon Party llegando por el mar, fondear, bajar y estar ya en la fiesta.
Hacia las 23:30h pedí el tercer y último bucket y ya me posicioné para empezar la fiesta propiamente dicha, pues ya se empezaba a llenar bastante y el desfase ya era importante. de hecho ya leí que es a partir de las 23h que empieza a llegar el grosor de gente. A mitad del tercer bucket, el cermenyo ya era muy importante, de hecho después del tercero ya no pude pedir más en toda la noche, y eso que me fui a las 5.
Yo iba solo pero allí parecía que casi todo el mundo iba solo o perdidos de su grupo, pues todo el rato se acercaba alguien o acababas uniéndote a algún grupo. Realmente el ambiente es muy agradable y atar es facilísimo, de hecho recuerdo pocos lugares donde fuera tan fácil. Es más, lo difícil es no ligar, literalmente. Y a diferencia de lo que creía, son las tailandesas las que más se avecinan, y no por tema de papeles como las cubanas, sino porque son así. De hecho, ninguna de ellas tiene ningún interés en marcharse de su país, ya viven demasiado bien en Tailandia. Allí la cultura es completamente diferente en Europa y sobre todo en EE.UU., por lo que irse solas con un chico cualquiera que acaben de conocer no les supone ningún problema ni ningún miedo como puede ocurrir en otros países. Allí todo el mundo es mucho más noble por lo que las chicas no tienen ese miedo que tienen (y que de hecho deben tener) las chicas de países occidentales. Los asiáticos son probablemente la cultura más diferente a la europea y esto se nota en todos los aspectos aunque Tailandia es de los países más «occidentalizados» de Asia.
La fiesta iba aumentando hasta sobre las 1 de la noche que ya dejé de tomar fotos y videos ya que el festival era máximo. Hacía tiempo que no lo pasaba tan bien ni que bailaba tanto y durante tantas horas, de hecho pensaba que no aguantaría, pero dependiendo de la situación cualquier cosa se aguanta. De hecho pensaba que durante toda la noche iría cambiando de Dj o que iría a ver de vez en cuando los espectáculos de fuego, pero no, estuve casi 4 horas prácticamente en el mismo sitio sin parar de bailar junto, sobre todo, a tailandesas, todo y que de vez en cuando se acercaba algún americano, que al ver tantas tailandesas y sólo un tío, pues ya se volvían medio bojes, aunque debo decir que todos los americanos que conocí me cayeron muy bien, pues todos iban de muy buen rollo y por lo general más interesados en bailar que en hacer el vacío por allí en medio. De hecho, por lo que yo vi, en general todo el mundo estaba más interesado en bailar que en ligar, aunque una cosa llevaba a la otra, pero hay que reconocer que a diferencia de lo que me esperaba, por lo general se notaba mucha cultura musical, también por parte de las chicas, pues había bastante más que chicos pero todas se notaba que sabían mucho de música electrónica. Por lo que el ambiente me pareció muy sano, mucho culto musicalmente hablando y de muy buen rollo por parte de todo el mundo, además, de la cantidad de gente que llegas a conocer. De hecho a estos sitios casi es mejor ir solo, pues todavía es más probable que conozcas más gente. Por el contrario, realmente te pierdes muchas cosas.
Y así estuve hasta las 4:30h que ya se empezaba a notar que la gente empezaba a marcharse. Además el taxi que me traería de vuelta al hotel pasaba a más tardar hasta las 6 de la mañana, por lo que quería llegar hacia las 4:30h al lugar de salida ya que creía que esta hora era probable que saliera, aunque realmente no se podía saber ya que el taxi haría el trayecto de regreso al hotel cuando por lo menos fueran 4 o 5 personas, pues eran taxis colectivos.
El punto de salida estaba en el parking de la policía, muy cerca de la playa, por lo que llegué a las 4:35h. Aquello era un espectáculo de taxis colectivos. Había más de 20, venían e iban sin parar y algunos incluso se marchaban con gente medio colgando por fuera, pues tenían una capacidad de unas 10 personas y en algunos e iban 12 o 13. Aquello ya eran imágenes propias de la India.
Y allí esperando en el parking conocí a dos catalanas mas, y ya eran 4 desde que estaba en las islas del Golfo de Tailandia. En ese caso no hubo tanto tiempo para hablar ya que ellas pudieron marcharse antes que yo. De hecho yo estuve esperando media hora allá de pie hasta que un chico me dijeron a qué taxi tenía que subir, y una vez en el taxi esperé 15 minutos más a que fuéramos los 4 o 5.
Primero llegaron dos tailandesas, una que se puso delante y la otra detrás. La de atrás no tardó ni 2 minutos en tumbarse y quedarse dormida. Después llegó un mexicano y finalmente una pareja de argentinos, por lo que ya éramos 6, de los cuales 4 (todos los extranjeros de ese taxi) podíamos comunicarnos perfectamente. Hacia las 5:20h por fin marchábamos después de casi una hora esperando.
Por el camino que todavía transcurría por las inmediaciones de la playa, estaban los típicos borrachos subiéndose al taxi, las motos haciendo el loco, en fin, lo que ya sabíamos que encontraríamos. La tailandesa seguía durmiendo y los demás casi. Yo estaba cansado pero no tenía tanto sueño, supongo que todavía me surtía efecto el Red Bull que me había tomado hacía 6 horas. El sol empezaba a salir y eso si que es algo que volviendo de fiesta me cabrea mucho.
El trayecto fue incluso un poco más rápido que el de la ida, por lo que sobre las 5:45h llegábamos al hotel. Debido a que el taxi no era una minivan como la de la ida, sino un taxi colectivo de los cutres, no sabía exactamente dónde nos dejaría ni si todos nosotros íbamos al mismo sitio, pero sí, nos dejó exactamente en el mismo sitio desde donde habíamos salido y los 6 pasajeros bajamos allí.
Nos despedimos rápidamente y recorrí los 20 metros hasta mi habitación y tras avisar a un par de personas de las que ya había llegado, fui a dormir. Ya era completamente de día, por lo que no sabía si podría dormir bien o no y cuánto rato, pues el sol me molesta mucho y allí no había ninguna persiana. En cualquier caso, el día había sido perfecto y si podría dormir o no era lo que menos me importaba. Me llevaba un recuerdo que difícilmente olvidaría jamás. Todas las incógnitas que tenía esa mañana se habían solucionado perfectamente bien, la fiesta había sido mucho más impresionante de lo que me esperaba, de hecho el mejor festival al que había asistido, había conocido a un montón de gente con una gran cultura musical y había podido regresar al hotel sin ningún problema. Ni herido, ni víctima de ningún robo o extorsión. Evidentemente todo es lo habitual, pero siempre debe ser agradecido porque no todo el mundo tiene esta suerte.
Ahora tocaba dormir, guardar el recuerdo de un gran día y al día siguiente seguir con la aventura.