Me desperté sobre las 7h ya que el día anterior fuimos a dormir relativamente pronto. Como siempre, yo me despertaba antes que Emma, pues una vez he dormido 7 u 8 horas, a menos que esté muy cansado por algo, me cuesta mucho hacer perezas en la cama. Prefiero levantarme e ir a tomar un café mientras leo noticias o miro correos. Así que procurando no hacer demasiado ruido empecé con el café y el periódico. De todas formas Emma podía medio despertarse por el ruido pero enseguida volvía a quedarse dormida, realmente no era problema para ella que yo me levantara antes.

Cuando me acabé el café volví un rato a la cama para estar con Emma mientras se iba despertando y me contaba, como tanto le gustaba hacer, lo que había soñado.

Al cabo de media hora nos levantamos los dos, Emma a hacer cosas por la casa y yo a tomar un segundo café mientras miraba temas de finanzas y otras cosas pendientes.

A las 10h Emma se preparó un «tamal» que es como trigo triturado mezclado con carne y todo ello hecho al vapor. No está tan malo como parece a simple vista aunque a mí no es la comida que más me gusta de México. De hecho hasta ese día no lo probé, pero cuando Emma me contó exactamente cómo estaban hechos, pensé que quizás no estaría tan malo y también me comí uno. Así que por primera vez desde que estaba en México almorcé y además un tamal. Y la verdad es que estaba lo suficientemente bueno, sobre todo porque el mío era de carne, pues algunos no lo llevan, por lo que al menos no era todo trigo y verduras mezcladas.

Y a las 11h ya habíamos terminado de desayunar. Queríamos esperar despiertos hasta la hora de comer, sobre las 15h, pero no lo conseguimos, sobre todo yo, que como cada día hice una siesta de casi 3 horas. Emma no tanto, pues estuvo en casa de su hermano un rato, pero yo hasta casi las 15h no volví a levantarme. Mi cuerpo estaba tan acostumbrado a sólo comer y cenar, que si desayunaba, para él era como un almuerzo y ya me venía el sueño de siesta, era inevitable. La única manera sería desayunar reciente salvo, pero es que reciente levadura no me entra ni el café, de hecho me lo tomo cuando llevo casi una hora despierto.

Así que a las 15h me preparé otro café mientras seguía escribiendo el diario y leía noticias. Emma y yo decidimos salir a dar una vuelta pero a partir de las 19h, pues antes era imposible ir a pasear a ninguna parte por el calor insoportable. Ya sé que en muchos lugares hace mucho calor, pero es que allí es muy exagerado, y junto a la humedad extrema hace que no pares de sudar, por lo que ir a dar una vuelta se hace realmente pesado. Pero a partir de las 19h el sol empieza a no picar tanto y al menos puedes andar unos metros sin acabar sudando como un pollo.

Así que hacia las 18h empezamos a prepararnos ya las 19h íbamos a buscar el urbano para ir hacia la Plaza Municipal, plaza donde está el ayuntamiento de Tuxtepec, tiendas, espectáculos, música, etc. Seguíamos sin dinero, al menos yo en efectivo, por lo que tocó ir de nuevo con el urbano y gastar poco a menos que pudiéramos pagar con tarjeta, algo complicado en México.

A Emma no le gustaba nada ir con el urbano y en parte tenía razón, pues las escaleras para subir son enormes y hay que dar unos pasos de gigante. Ademas para poco rato por lo que hay que bajar rápido casi teniendo que dar un salto para llegar al suelo. Y todo ello con una conducción demasiado brusca. De hecho llegas al destino ya medio cansado.

Hacia las 19h llegamos a la Plaza Municipal y dimos una primera vuelta por todo el perímetro para ver todas las tiendecitas que había, la mayoría de comida típica mexicana y oaxaqueña. Nos detuvimos en el típico cartel con el nombre de la ciudad donde la gente se hace fotos, a hacerme yo, una foto… Éste no dejaba de ser uno de los símbolos del derroche del anterior alcalde haciendo cosas como ésta en una ciudad que de turística no tiene nada.

Una vez dada toda la vuelta fuimos a un Oxxo en la misma plaza para comprar unos helados. Y fuimos al Oxxo a comprar los helados porque se podía pagar con tarjeta, por lo que a falta de efectivo hay que ir a sitios como éste.

Volvimos a la Plaza donde en ese momento había un grupo de unas 6 personas sobre un escenario dando clases de zumba a todo el mundo que quería, y de hecho había al menos 100 personas siguiéndoles. Nos sentamos cerca y comimos el helado mientras mirábamos los zumberos y nos hacíamos unos selfies, yo haciendo la gracia de hacer el selfie casi encima de la cabeza imitando a Emma que los hacía con el móvil muy arriba, como de hecho, la mayoría de chicas.

Hacia las 20h el sol ya empezaba a esconderse y justamente llegaron los rayos. Era una época de lluvias aunque últimamente era demasiado, pues llevábamos varios días en que llovía cada tarde, y ésta no sería la excepción aunque de momento sólo eran rayos y todavía se veían bastante lejos.

La plaza es grande y estaba llena de gente, parejas y familias paseando, jugando o yendo con los típicos pequeños coches eléctricos. La verdad es que estaba bien y había mucha animación.

Mientras estábamos allí sentados, una mujer mayor vendedora ambulante se puso a nuestro lado y parecía que cada vez se acercaba mas e incluso parecía escuchar lo que decíamos. De hecho en un momento determinado se puso a un palmo de mi cara mirándome fijamente, fue entonces cuando decidimos cambiar de sitio porque no sabíamos si esa mujer estaba del todo bien, a priori no lo parecía. En cualquier caso se la veía tan mal que incluso preocupaba.

Además los rayos también ya estaban más cerca y a mí eso sí que me da mucho mal rollo, por lo que decidimos marcharme a casa antes de que todo fuera a peor.

Para volver intentamos tomar un taxi ya que parecía que tenía que empezar a llover en cualquier momento, pero sólo teníamos 200 pesos en efectivo, importe que pocos taxistas están dispuestos a cambiar, además en ese momento justamente no pasaba ningún taxi , así que mientras lo buscábamos fuimos andando fina la parada del urbano, donde por cierto, había un montón de gente. Por suerte al poco rato pasó uno. 16 pesos si que teníamos para pagarlo, lo que no teníamos eran 25 del taxi, así que la vuelta la volvimos a hacer con el urbano donde por suerte pudimos sentarnos, ya que en pocas paradas ya había un montón de gente de pie, e ir de pie en aquellos urbanos es todo un suplicio.

Imatge

Al cabo de unos 20 minutos llegábamos a la parada en la esquina de casa de Emma. Eran casi las 21h y aunque todavía se veían rayos, al menos no llovía.

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Hacia las 21:30h Emma preparó los espaguetis que había ido a comprar yo a la tienda de la esquina junto a una crema que allí siempre le ponen. La crema era la mas barata que encontré algo que Emma ya me recordó al preguntar porqué había comprado aquella, pues según ella no era tan buena. A lo que yo le respondí que no sabía si no era tan buena pero que si sabía que era más barata. En cualquier caso, con crema buena o no, a Emma le quedaban muy buenos los espaguetis y ya sabía perfectamente cómo me gustaban a mí.

Y a las 22h empezamos a cenar los espaguetis con carne, tortillas y salsa picante, y como ya era habitual, todo en la habitación mientras mirábamos Fargo en la que estábamos completamente enganchados. Estaba comiendo espaguetis pero sin faltar las tortillas y el huacamole. En México ya puedes comer lo que quieras que siempre te lo acompañarán con tortillas.

Después de cenar seguimos mirando un rato Fargo hasta las dos de la noche terminando así otro día tranquilo de paseo para conocer el centro de Tuxtepec.