Me desperté a las 6 de la mañana después de dormir las 8 horas de rigor pero despertándome por la noche más veces de lo que sería normal debido supongo al calor. A pesar del ventilador, el calor en la habitación era terrible, de hecho casi que el aire del ventilador era caliente. Aquí el calor ya era como en el norte, ya que a diferencia de Koh Lanta, en el mar de Andamán, la temperatura por la noche era algo más agradable. Aquí por la noche podías sudar perfectamente como si fueran las 12 del mediodía.

Como cada mañana me tomé el café, me duché, escribí el periódico y miré cómo ir lo más cerca posible de la isla de Koh Nang Yuan, uno de los lugares más fotografiados de Tailandia y que queda al noroeste de Koh Tao, a unos 2 kilómetros y medio de mi hotel, por lo que iría caminando, pues sólo debería hacer 2 ya que no tenía intención de llegar hasta la misma isla, sino en la parte de la costa que quedara más cerca.

Esta isla podría decirse que realmente no lo es ya que está unida a Koh Tao por una línea muy fina de arena que hace de playa uniendo ambas islas. Pero cuando la marea sube, ese camino de arena queda tapado haciendo que parezcan dos manzanas separadas. En cualquier caso es una pasada y seguramente habrás visto alguna foto. No tabique, es una de las playas más fotografiadas de Tailandia.

Para llegar no tenía pérdida posible. Sólo debería seguir la carretera paralela a la playa y caminar hacia el norte durante poco más de 2 kilómetros. Debería ir en dirección contraria al muelle por lo que vería zona todavía desconocida. De hecho, prácticamente que llegaría a la punta norte de Koh Tao, pues esta isla es muy pequeña.

Miré algunos correos, me preparé ya las 8 de la mañana ya salí para evitar el calor extremo del mediodía, aunque a esa hora ya hacía mucho calor. Salí a la calle peatonal de enfrente del hotel y caminé en dirección norte, pasando por el resto de resorts y restaurantes que aún no había visto hasta llegar a la carretera, pues aquella calle peatonal allí ya acababa y daba directamente a la calle carretera que pasaba a recorrer junto a la playa. Pero claro, la carretera a pesar de ser sólo de un carril por sentido, apenas tenía arcén y no estaba demasiado pensada para que caminen peatones, de todos modos se podía ir ya que de espacio había un poco , pasaban pocos coches y los que pasaban ya se preocupaban de apartarse un poco.

Era sorprendente, pues, los pocos coches que había. Sólo podían circular por esta carretera y realmente pasaban muy pocos teniendo en cuenta que no podían pasar por ningún otro mes.

Y así recorrí los 2 kilómetros de carretera con subidas y bajadas incluidas, casi 45 minutos desde la salida del hotel. Evidentemente ya sudé todo lo que podía sudar cuando llegaba al punto que más cerca queda de la isla de Nang Yuan pero todavía estando en la isla de Tao.

No se veía tan bien como pensaba, una lástima, aunque la pude ver. Subí por un caminito que parecía que iba a un punto más alto pero quedaba cortado ya que conducía directamente a un hotel en construcción. Tampoco podía investigar demasiado porque todos los caminitos que dejaban la carretera tenían un éndent de mes del 40%, haciendo que fuera realmente cansado andar.

Sin embargo valía la pena por la vegetación del entorno y los acantilados de aquella zona de la isla. Además me había alejado de la zona más turística de la isla por lo que pude ver al fin algo de vida local, por cierto, muy sorprendente. Casas de madera aún más precarias que las que había visto en Koh Lanta, algo muy sorprendente viendo cómo es la zona turística de la isla, pues a menos de 2 kilómetros la cosa cambia totalmente. De hecho había alguna casa que ni siquiera tenía paredes y veía cómo los propietarios cogían el agua de alguna especie de fuente natural que caía de la montaña. Si a los hoteles ya les cuesta tener agua corriente, no quiero ni imaginar lo que les costará a los habitantes de la isla.

Así pues, al parecer, todos los hoteles, turistas y mejores servicios, se concentraban a lo largo de poco más de un kilómetro a lo largo de la playa a ambos lados del muelle. Más allá apenas había ningún hotel, ni turistas ni prácticamente habitantes. De hecho, se veía que fuera de la zona turística, la vida era muy complicada por la falta de servicios básicos. Allí donde estaba ahora parecía un parque natural y con esa fantástica vista de una de las islas más fotografiadas del mundo.

Al cabo de unos 30 minutos de ser por la zona emprendí el camino de regreso que debía ser por la misma carretera, pues no había ninguna otra, por lo que vería lo mismo que ya había visto. Es lo que hay.

El camino de vuelta, como ya solía pasarme, se me hizo más corto, supongo que para ya saber cuánto trecho era y ya tenerlo claro desde el principio. Por el camino, poco antes de llegar al hotel compré una cerveza para tomar en el balcón de la habitación donde estaba más fresquito y después ducharme otra vez. El balconcito de la habitación estaba en la misma entrada por lo que daba al patio del resort frente a los otros bungalows y con la playa a la derecha. Era un lugar muy agradable donde podías pasarte horas.

Una vez llegas a la zona turística, debes fijarte bien por dónde vas porque llega un punto que todo parece igual. De hecho, yo me pasé el hotel en más de una ocasión después de ir a comprar oa dar una vuelta, pues al final casi todo eran bungalows y restaurantes y hasta que no te conocías bien la zona era muy fácil despistarla té. En esta ocasión, y debido a que venía por la zona que menos me conocía, me pasé más de 30 metros hasta llegar al resorte de al lado y ver que ya me había pasado.

Llegué al hotel hacia las 10:30h y aunque todavía era pronto para tomar una cerveza yo ya hacía horas que estaba despierto, y con ese calor no apetecía nada más que una cerveza bien fría. Además, tomarse una cerveza en el balcón del bungalow era un placer difícil de describir.

La mujer del resort saludaba con una gran sonrisa cada vez que pasaba por delante de la habitación siguiendo así con la tendencia general en Tailandia. Saludos con sonrisa siempre.

Poco después de las 11 de la mañana ya iba a comer, o más bien a desayunar. De hecho los tailandeses a las 8 de la mañana ya están comiéndose un plato como el que en Cataluña nos comemos a las dos de la tarde para comer, por lo que todos los restaurantes ya tienen la cocina preparada desde buena mañana para darte un buen plato de arroz con carne o lo que quieras, ya que de hecho es lo normal.

Fui al mismo lugar donde comí el día anterior por su relación calidad-precio, además situado, en la misma calle peatonal de siempre y cerca del hotel. Conforme iba conociendo mas aquella calle y su alrededor, cada vez me gustaba mas todo su estilo y ambiente. Realmente no daba la sensación de estar en medio de un montón de hoteles y resorts sino que más bien parecía que todo fuera un único hotel con la playa a medio metro y aquella calle para ir de un lado para otro. Al final no pasaban coches y acababas conociendo al de los masajes, al del 7-elevan, al de los pinchos de carne, a los ostes de aquel hotel o los del bar musical. Al final toda aquella zona con más de 10 hoteles y resorts acababa pareciendo una gran familia en la que todo el mundo se conocía. Era algo que nunca había visto en ninguna parte.

Esta vez pedí arroz estilo basil con pollo, huevo y verduras. El estilo basil es una forma que tienen de hacer el arroz el que queda como pegado pero no pastoso, de hecho queda greñal y muy bueno. Da igual como lo hacen en latinoamérica, al menos en México, Ecuador y Perú. Es más, el único sitio donde he visto que se hace diferente es en España.

Todo esto estaba muy bueno y picando como siempre. Esta vez costó 80 bates por lo que ya quedaban lejos aquellos platos por 40 bates de Bangkok. Ahora estaba en una de las zonas más turísticas de Tailandia y se notaba. Y no sólo por ser una zona turística, sino con muchos problemas para hacer llegar cualquier mercancía. De hecho, podría decirse que todavía era lo suficientemente barato teniendo en cuenta las circunstancias.

Al terminar volví al hotel a echar la siesta hasta las 14:30h que me desperté.

Me duché, tomé un café y aproveché para dejar constancia como valoración en Booking que el hotel de Bangkok, el New Siam I, me cobró 45 bates mes por día por haber llegado un día tarde de la fecha previamente reservada, debido a un retraso en el vuelo de Norwegian. Tanto les dio que el resto de la reserva fuera la misma, para hacer el check-in un día más tarde, 6 días a 45 bates mes por día. En cualquier caso Norwegian, según lo que había buscado por Internet, debería recompensarme con unos 400€ por las más de 4 horas de retraso del vuelo.

Después salí a pasear por la playa como el día anterior pero esta vez desde la altura del hotel y hacia el sur, en dirección al muelle. Esta parte de la playa también es muy bonita y con resorts, restaurantes y terrazas en primera línea.

A esa hora era mucho más agradable pasear ya que el sol no picaba tanto a pesar de estar más sobre la playa, pues en dos horas ya se escondía detrás del mar. El mar estaba muy tranquilo y con poca gente en la playa. A diferencia de lo que pensaba, tampoco había tanto turismo en Koh Tao. Evidentemente mas que en Koh Lanta o Krabi pero incluso me daba la sensación de que aquí se controlaba el número de turistas en la isla. No tabique, la zona de hoteles, que estaba allí donde estaba, tampoco tenía tanta capacidad como podría parecer. La mayoría de hoteles eran bungalows y otros no tenían más de 3 plantas, por lo que la densidad de población era realmente baja. Y eso lo notaba ahora paseando por la playa donde estaba realmente bien y muy tranquilo. Además, 0 niños.

Hacia las 18h fui a tomar una cerveza a una de las terrazas que había en la misma playa ya veían el sol cerca del mar. Este día era el que más probabilidades tenía que ver la puesta en cuanto estaba en Tailandia. La sensación de estar viendo el sol poniéndose detrás del mar del Golfo de Tailandia sentado en la playa con una cerveza era indescriptible. Eso sí, la cerveza costó 70 bates (2€), el doble que en un 7-elevan. Aún así era poco a cambio de estar allí en ese momento.

Pero como siempre las nubes delgadas en el horizonte iban tapando y destapando el sol, por lo que un día más parecía que la puesta, en el mejor de los casos, se vería a medias.

Me pareció que había marea y que era alta, pues había menos pedazo de playa que el día anterior. No sabía que en aquella zona había mareas y cuando no estás acostumbrado a verla hace cierta gracia. Y además esto hacía que todavía hubiera más metros de agua poco profunda, de hecho había gente toman el sol a 10 metros adentro del mar, pues a pesar de estar a unos 10 metros, el agua no tenía ni un palmo de profundidad. Las barquitas de los pescadores ahora quedaban más adentro y el sol se reflejaba en buena parte de la playa, regalando así una imagen inolvidable.

Hacia las 18:20h me fui del bar para buscar un sitio para sentarme en la playa y allí me quedé ya para ver el tramo final de la puesta de sol, que iba apareciendo y desapareciendo detrás de las nubes delgadas. No era el único admirante uno de los espectáculos naturales que con más frecuencia se da, otras personas se iban reuniendo para ver los últimos minutos de claridad diurna.

El sol apareció unos minutos de entre las nubes pero a las 18:40h, 20 minutos antes de la puesta total detrás del mar, ya quedó escondido por las nubes delgadas y ya no volvió a salir. Éste era el día que más cerca estuvo de verse la puesta hasta el final pero tampoco fue posible. Al menos la imagen fue lo suficientemente buena y el paisaje muy bonito. Me quedaba una puesta de sol mes en Koh Tao, a ver si al día siguiente podría verse completamente.

Una vez oscuro, di un último paseo por la calle peatonal paralelo a la playa y que de hecho era la única calle por la que se podía pasear, hasta hacia las 19:30h. A pesar de ser una isla mayoritariamente con turismo mochilero y joven, la oferta de ocio nocturno era escasa debido a que no es esto lo que buscan la mayoría de turistas que acuden a Koh Tao. Buscan un ambiente ,es hippy y realizar actividades acuáticas como el buceo, pues Koh Tao es perfecto para practicarlo. Así pues, sólo un par de locales a lo largo de la calle peatonal ofrecían sesiones de música electrónica hasta sobre las 12 de la noche. Ahora ya había un abierto y realmente estaba muy bien. Una pista de baile con piscina incluida en primera línea de mar.

Después volví al hotel a cenar. Otra cosa buena de ese sitio, es que todo quedaba cerca. Todo era como un complejo formado por resorts, restaurantes y bares donde se podía llegar a todas partes caminando y sin sufrir por los coches. Motos sí. Así que en poco más de dos minutos llegué a mi bungalow.

Como solía hacer, cené en la habitación mientras intentaba mirar las noticias. Y digo intentar porque era muy complicado ver nada en streaming por lo mala que era la conexión a Internet, muy lenta y de vez en cuando simplemente se cortaba. En fin, ya se sabe. No se puede pretender en una isla tan salvaje y donde ni siquiera existen suministros o infraestructuras básicas, que tengan fibra óptica.

Hacia las 20:30h cenaba y poco después iba a dormir sin problemas gracias a la caminata que había hecho ese día y haberme despertado a las 6 de la mañana. Aquí tenía que vigilar con los mosquitos, pues hasta entonces no habían supuesto ningún problema. Ahora que ya estaba en el Golfo de Tailandia con la meteorología adecuada para los mosquitos, empezaba a recibir las primeras picaduras por lo que tuve que sacar el repelente de la maleta.

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