Me desperté a las 23h todavía del día anterior, pues había ido a dormir sobre las 4 de la tarde. Aún llovía a cántaros y ya hacía rato, pues mientras dormía ya había escuchado la lluvia. Había dormido unas 7 horas pero todavía notaba que podía dormir un rato mas, pues tenía algo de sueño acumulado del día anterior.

Deshice un poco la maleta y me preparé un café. Por primera vez en el viaje me lo podía preparar con todas las comodidades, pues esta habitación era 3 veces mayor que la de Bangkok, tenía tazas de café y nevera. Estuve mirando Google Maps para situarme bien en la isla, mirar cómo ir a la playa o qué caminos tomar para ver la parte de la isla más rural. No aguanté demasiado rato mas ya que todavía tenía sueño, por lo que hacia las dos de la madrugada me estiré y volví a dormirme hasta las 6:30h. Al menos me había situado y hecho algo de planes para el día siguiente.

Cuando volví a despertarme ya era completamente de día cosa que ayudó a que me despertara. En cualquier caso, ya había dormido las horas necesarias teniendo en cuenta que la noche anterior había dormido poco. En total habían sido 11 horas en dos partes.

La sorpresa fue que seguía lloviendo a cántaros y eso que ya llevaba 12 horas lloviendo sin parar, y de hecho no parecía que tuviera que parar, pues las nubes se veían muy espesas e incluso se veía niebla en la montaña que estaba muy cerca detrás del hotel. En las zonas en las que no se da este fenómeno no estamos acostumbrados a ver una cortina de agua ininterrumpida durante tantas horas. Si ocurre, pasa cada muchos años, y cuando pasa lo destroza todo. Aquí era algo normal y todo el mundo seguía con su vida como si no pasara nada. La gente caminando por la calle sin ni paraguas ni impermeable yendo a comprar, a trabajar o allá donde fueran cada día. Vida completamente normal. Ya sabía que esto podría ocurrir pero no imaginaba que la lluvia fuera tan intensa y durante tantas horas. Lo cierto es que no tenía ni ganas de salir con tanta lluvia aunque llevaba un buen impermeable.

Aproveché que estaba en una habitación muy grande con todos los servicios y que no paraba de llover para ponerme al día con el diario ya que en los últimos días había podido dedicarle poco rato cada día. Además, la conexión a Internet era rapidísima, de hecho me extrañó mucho que en una isla tan poco turística tuvieran una conexión tan buena. El router estaba justo al lado de mi habitación, lo que ayudaba a que el wifi llegara perfectamente. Así que me preparé un café y leí noticias y escribí el periódico. Hacia las 10 de la mañana seguía lloviendo mucho y ya perdía la esperanza de poder hacer nada de provecho ese día. No me importaba salir lloviendo, el problema es que en ese momento llovía demasiado, tanto que ni podría sacar el móvil o caminar con cierta tranquilidad.

Hacia las 11:30h paró un poco y aproveché para salir, aunque parecía que en cualquier momento volvería con fuerza. De momento no me preocupaba demasiado porque apenas era el primero de los 4 días que estaría en la isla, y si al día siguiente seguía lloviendo ya seguro que saldría fuera como fuese. La habitación del hotel era muy grande y cómoda y por un día que me quedara en la habitación trabajando o buscando información tampoco pasaba nada, llevaba dos semanas a tope y también tenía que descansar un poco de vez en cuando.

Esta vez ya no fui novato con la comida porque vi un restaurante casi junto al hotel en el que tenían platos muy similares a lo que había pedido el día anterior pero ya preparados para llevarse. El precio, 20 bates, 0,57€, 5 veces menos que el del día anterior y casi era el mismo. Mientras que el día anterior había ido a parar a un restaurante para turistas y que estaba vacío por los pocos turistas que había en la isla, ahora había encontrado la típica tienda utilizada por los locales y que son las que siempre busco, pues no sólo es donde se come más barato sino también donde la comida es más auténtica. Son este tipo de tiendas o restaurantes los que deben buscarse. Teniendo en cuenta que se pondría a llover en cualquier momento compré un plato preparado con arroz, tortilla y carne para comer más tarde en la habitación.

Paseé un rato en dirección contraria a la del día anterior para ver un poco más la zona. Muchas casas eran de madera, de hecho justo al lado de mi hotel estaban haciendo una quienes parecían ser los propietarios. Por el momento no intenté llegar a la playa ya que era evidente que ese día la puesta de sol sería imposible de ver. La playa la tenía a unos 50 metros del hotel pero debía cruzarse una zona con casas y restaurantes. Como en todas partes el suelo era de arena, por lo que ahora era todo lodo que hacía muy difícil llegar hasta la playa. El callejón que llevaba desde la carretera asfaltada hasta las escaleras de mi habitación también era de barro y lleno de baches, por lo que más temprano que tarde acabaría siendo una piscina.

Como ya había podido ver, la mayoría de personas de la zona eran musulmanas, de hecho ya desde la habitación había escuchado a los típicos cánticos que hacen durante la oración, pues la mezquita estaba a unos 20 metros del hotel. Aparte de la carretera principal, si es que se puede llamar carretera, todas las demás calles eran de arena, de hecho no había ni aceras, todo era barro y césped, una isla casi toda parque natural y con muy pocos habitantes . Impactaba incluso ver cómo era la vida en esta isla.

Hacia las 13h empezó a llover y volví al hotel para comer el plato preparado que había comprado y que tenía muy buena pinta. No tabique ya hacía casi 24 horas que no comía ya que había dormido muchas horas para recuperar el sueño retrasado. No tenía demasiado claro cómo estaría el plato por los 20 bates que había costado, pero estaba realmente bueno y nada que envidiar al plato del día anterior que había costado 5 veces más. Ya tenía claro que no volvería más a ese restaurante. No entiendo estas cosas, precios tan altos por la zona sin tener nada demasiado especial, pues lo único que hacen es que no vuelvas mas, de hecho cuando estuve era yo el único, señal de que no tendrá demasiados clientes , y por uno que tuvo, lo acababa de perder.

Así que senté en la mesa de la habitación mirando las noticias por Internet y me comí el plato preparado donde había más comida de lo que realmente parecía, pues estaba todo muy comprimido dentro de la caja y una vez empezabas a comer parecía que nunca se acabara. Una vez terminado y lloviendo mucho otra vez, me estiré para echar la siesta una hora.

Cuando me desperté llovía mucho más que antes y ya quedaba claro que el pequeño descanso de la mañana había sido una broma. Volvía a llover a cántaros. Toda la tarde llovió con mucha fuerza y ​​ya no salí, sólo por las inmediaciones del hotel y en la terraza, pues a pesar de ser sólo una segunda planta tenía unas buenas vistas a la montaña. Fue un día en que aproveché para trabajar, avanzar con el diario y conocer un poco más la isla con la información que tenía ya guardada de Wikitravel. En una habitación tan grande y rodeado de selva, palmeras y casitas de madera, la verdad es que no me importaba nada quedarme allí todo el día.

Justo junto al hotel había una pequeña tienda. Bien, yo hablo de hoteles y tiendas pero realmente todo eran casas convertidas, fondos y todo mi hotel, pues no era más grande que la casa donde vivo en Cataluña. Y la tienda igual, era la casa de al lado donde en el comedor tenían unas estanterías con algo de comida, pero todo muy básico. Aún no había visto ninguna gran superficie o similar donde los locales pudieran comprar más cosas de las que había en aquella tiendecita.

Fui en un momento a aquella tienda aprovechando que estaba al lado y no me mojaría demasiado, para comprar ya la cena, pues no me veía capaz de buscar ningún otro sitio. Compré una bolsa de patatas, medio litro de leche, 4 bolsas de pasta deshidratada y una pasta dulce de postre que a simple vista no tenía ni idea de lo que era. Todo ello por 70 bates, unos 2€. Por cierto, me atendió a un niño de unos 7 años. Estas cosas no dejan de sorprenderme.

Volví rápidamente a la habitación, a unos 20 metros de distancia pero suficiente para pasar por unos 30 charcos fangosos. Cenaba en la habitación sobre las 21h mientras seguía lloviendo igual de fuerte. No deja de ser curioso que haga 24 horas que llueve sin parar y siga lloviendo igual o mas fuerte y que parezca que no tenga que parar nunca, pues cada vez parecía que el nubarrón era más espeso.

Hacia las 22:30h ya había cenado y ya había decidido qué haría al día siguiente si el tiempo más o menos o permitía. Ese día me lo había pasado casi todo en la habitación aunque no me importaba nada, de hecho todo lo contrario. Estaba siendo testigo del monzón y estaba en la habitación más grande y con mejores servicios de todo el viaje. Hacía días que no paraba y un día de descanso me fue muy bien. Ademas, cuando miraba por la ventana sólo veía selva, calles de arena, casas de madera y mucha vida local por doquier en medio de una isla paradisíaca de Tailandia. En ese momento no podía pedir nada más.

Un día más dormí de puta madre, y me hacía cruces de lo bien que era capaz de dormir en cualquier sitio. A diferencia de otros, no me cuesta nada dormir por primera vez en un sitio nuevo, y menos aquí, con una cama tan cómoda y un silencio absoluto sólo roto por la lluvia incesante.

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